Estimados comunitarios, por fin podemos anunciar la realización de una ruta comunitaria. Tras meses de inactividad por diversos motivos, a las 7 de la mañana de un sábado, recibimos un mensaje del Hombre de Negro, indicando que realizaría una ruta hacia la Cipancarrusa y la Chinchibarra, por si queríamos apuntarnos. Por fin pudimos responder «sí».
Preparamos todo, con un buen desayuno, siempre buscando evitar que el pollo nos sobrevuele (sobre todo a mí) y que nos pique. Un buen desayuno es clave: cereales, tostada con aguacate, bebida de avellana. Y, para la ruta, nos echamos barritas y mucha agua. Las bicicletas de montaña preparadas y todo listo para la aventura.
Nos encontramos con el Hombre de Negro, con un retraso de unos 10 minutos sobre el horario previsto por la organización. Y es que, hay que mencionar, que el mensaje de la quedada lo leímos a las 7 y 40 de la mañana, lo que nos dejó un margen de tiempo muy ajustado para llegar al punto de partida. Y no solo tenemos que preparar desayunos y bicicletas, también elementos de grabación, que por un día que salimos en 3 meses, era de obligatorio cumplimiento su grabación para el próximo vídeo comunitario.
Hicimos los saludos pertinentes y empezamos a pedalear sobre nuestras bicicletas de montaña hacia la Cipancarrusa y la Chinchibarra. Al Hombre de Negro le gusta hacer un «atajo» cruzando por el polígono de la Estrella y la vía del tren, justo en los muelles de carga de El Mosca. Luego pasando por la vía de servicio paralela a la autovía, pasando por el Desguace París.
El ritmo era relativamente suave, tanto Patricia Carmona como el Hombre de Negro están en buena forma, pero saben que yo no, así que, sabían que si apretaban el ritmo me quedaría atrás.
Nos adentramos en los montes de la Cipancarrusa y la Chinchibarra y allí, en un cruce de caminos, giramos a la derecha para hacer una pequeña exploración. El camino, nuevo para nosotros, tenía buena pinta. De camino, casi sin previo aviso, pasó a sendero y seguía teniendo buena pinta. Nos desviamos un poco hacia la rambla, hacia el Barranco del Mulo, pensando que sería ciclable, pero no lo era. Volvimos a salir, viendo además que había garrapatas.
Subimos por sendero de motos, no ciclable por el agua torrencial, que había hecho surcos en las depresiones. Buscamos el camino para ir a la carretera y volver al punto de partida. Hicimos una bonita exploración en círculo y retomamos las tierras chinchibárricas.
La temperatura, a pleno sol, subía con cada minuto. Aunque el aire venía fresco, el solo nos iba pegando en los cascos, calentándolos, también en la espalda y resto del cuerpo. Volvimos por la Calzada Romana, que va por el Puerto de la Losilla. Y cuando parecía que íbamos de regreso por la carretera, por la vía de servicio. Giramos a la derecha para ir hacia el Ingeniero.
Bajamos por carretera, cruzándosenos una ardilla y un charco de agua resbaladizo, en pleno asfalto. Hombre de Negro y yo oímos un ruido estrepitoso y a la comunitaria Patricia decir algo. Miramos y estaba revolcándose en el fango, cual jabalí. Se había caído. Casi con toda seguridad tocó el freno al entrar en el agua y era, con las algas, sumamente resbaladiza. Llevaba el maillot y la cara llenas de barro y fango, de deslizarse por el suelo. Afortunadamente solo tenía unos rasguños, por lo que no nos quedó más remedio que reírnos.
Continuamos con la ruta, en busca de algún sitio donde poder bañarse y quitarse el lodo. Fuimos por la orilla del río Segura, por Archena. Paramos a unos pocos kilómetros de Molina de Segura, donde Patricia se lavó el maillot en el río.
En mi caso, en los últimos 6 kilómetros, bajé el ritmo porque notaba que el pollo podría estar sobrevolándome. No llegó a picarme en ruta, afortunadamente, pero al despedirnos del Hombre de Negro y darle las gracias por su paciencia con mi ritmo y por hacer de guía, al entrar en casa, noté como un bajón. Empecé a sudar muchísimo, cosa rara en mí y a tener mucha sed. Creo que me picó el pollo bien pero, como digo, afortunadamente, justo al final de la ruta.
Una estupenda mañana, de las rutas comunitarias auténticas, con un poco de todo: carretera, risas, caminos, diversión, senderos, exploración, crudas realidades, animales, … completa.
Acabamos haciendo casi 60km y unos 500 metros de desnivel acumulado, en unas 4 horas de ruta.
De vuestro comunitario presidente Alonso Javier.
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