Hola estimados comunitarios, sin pensarlo mucho, porque cada vez que lo pensamos lo dejamos para otro día, anoche se nos ocurrió intentar hacer hoy el Averno de Comunidad Biker. Se trata de una ruta de ciclismo de montaña de las durísimas, sobre todo psicológicamente, dado que hay que recorrer cinco circuitos XC rompepiernas (Luciferino, Demoníaco, Diabólico, Coto Cuadros y Antenas Embalse Santomera, Diabólico y XC de los Olivos), con 100km y casi 2.000 metros de desnivel. Un auténtico reto tanto físico como psicológico.
Cómo nace el Averno de Comunidad Biker MTB
Desde hace un tiempo venimos recorriendo varios de los circuitos naturales que tenemos alrededor de Molina de Segura. El Diabólico, como así lo llamamos y podéis ver en este vídeo:
Realizamos varias rutas por este circuito XC Diabólico de las Salinas de Molina. Para no aburrirnos y para variar un poco, el comunitario Patrick idea otras rutas por los montes de la Ribera y por la Casa Ros, Montepríncipe y el Tomillar.
Les vamos poniendo nombres, acordes con la dureza, al ser salidas muy rompepiernas. Constantes sube y baja, rampas muy inclinadas, cortas y duras, luego bajadas cortas y vuelta a subir.
Nombramos el siguiente circuito, el Demoníaco, por la zona de la Casa Ros, Tomillar y Montepríncipe, tocando parte de la Rambla de Calderones y los tres jamones.
El siguiente circuito, por los montes de la Ribera y el Cabezo Blanco, es nombrado por el comunitario Alfonso como el Luciferino. Nombre muy apropiado, al tener unos repechones impresionantes. Subimos las Uves Dobles, subimos la Rompepiernas, el Camino del Gas, la senda de la Universidad y otros muchos huesos duros de la zona. Y, por supuesto, subimos al Cabezo Blanco.
La mente ideadora de estos circuitos o rutas, la del comunitario Patrick, no se queda ahí y trata de unirlas todas en una. Y, por si fuera poco, buscando no sabemos muy bien qué, las une con el Coto Cuadros y las antenas del embalse de Santomera. En un primer momento lo hace en su cabeza, luego en Google Maps y otras App para ver cómo queda, los kilómetros, el desnivel y demás cosas.
Nos lo anuncia como el Averno de Comunidad Biker MTB, ruta que unifica el Luciferino, el Demoníaco, el Coto Cuadros y las antenas y, de postre, el Diabólico.
Intentamos hacerla hace casi un año, pero por motivos diversos no pudo ser finalizada. En este vídeo podéis verlo:
Nos quedamos con las ganas y la vamos posponiendo. Es una ruta que sabíamos que sería muy dura y debíamos buscar el momento apropiado, que nunca llegaba…
Crónica del Averno de Comunidad Biker MTB
Lo anunciamos en el foro de la web comunitaria, con poca antelación al tratarse de algo improvisado. Fue pensado y hecho, sin más. Finalmente asistirían solo tres comunitarios locos: Alonsojpd, Patricia Carmona y el guía y mente creadora de la ruta Averno de Comunidad Biker, Sir Patrick.
La noche anterior nos preparamos cenando pasta en abundancia, sabíamos lo que nos esperaba al día siguiente. Por la mañana desayunamos bien: tostadas con jamón cocido, bebida de avena con cacao y yogur.
Antes de salir revisamos las bicicletas, limpiamos la cadena y nos dispusimos a lubricarla, pero no había aceite. El día anterior estuvimos haciendo una ruta por Torrevieja y la cadena estaba llena de arena de playa y sal. Finalmente la cadena se quedó seca como la mojama.
Primera parte del Averno, Circuito Luciferino
Salimos algo tarde, a las 09:14. Luego nos arrepentiríamos por el calor que nos cayó. Fuimos tranquilamente por las calles de Molina de Segura, hacia la Vía Verde, pedaleando y charlando.
Nos adentramos en los montes de la Ribera, tocando tierra por primera vez. Descendimos parte del Camino del Gas y nos desviamos para hacer las Uves Dobles, las primeras rampas de la mañana, que en algunos tramos superan el 20% de inclinación. Con esto iniciábamos nuestra andadura por el primer circuito, el Luciferino.
Tras las Uves Dobles volvimos a bajar el Camino del Gas, en este caso completo hasta la carretera, para iniciar el ascenso de la Rompepiernas y el Camino del Gas completo. En la parte de arriba, estaba esperándonos nuestro querido comunitario Dani, que nos vio y nos acompañó durante un rato.
Bajamos por la Senda de la Valla hacia la vía de servicio para luego subir por la granja veterinaria hacia el Campus de Espinardo. Para finalizar con la primera parte y el Circuito Luciferino, subimos el Cabezo Blanco y vamos hacia la Vía Verde, despidiéndolo con cerca de 400 metros de desnivel y unos 22 km:
Segunda parte del Averno, circuito Demoníaco
Despedimos al comunitario Dani y al comunitario Andrés, que nos encontramos justo al final del Luciferino. Seguíamos animados, almorzamos unas manzanas. Pero empezamos a darnos cuenta de que el sol y el calor serían uno de los mayores contratiempos del Averno.
Pedaleamos hacia el Campus de Espinardo y lo cruzamos para ir subiendo, en transición, hacia la segunda parte del Averno, hacia el circuito Demoníaco. Lo que llamamos «transición» también forma parte de la ruta y también hay que recorrerlo y, en este caso, subirlo. Más kilómetros de subida que van sumando a nuestras piernas.
El calor iba en aumento de forma proporcional al avance del día. Nos adentramos en pleno circuito Demoníaco, bajando por los toboganes para llegar a la rambla de los Calderones y hacer unos cuantos kilómetros similares a los del circuito anterior: absolutos rompepiernas.
Del kilómetro 22 al 49 fue puro rock and roll. Sube y baja, sube la rampa de los Municipales y baja por senda donde tampoco se puede descansar mucho porque suele ser una bajada técnica. Sube la rampa de Alonso Javier y baja hacia los Tres Jamones y vuelta a subir…
Empezamos a acumular metros de subida, superando los 800. Al fondo vimos a la comunitaria Patricia que venía andando y empujando la bici, tras pasar un simple badén apto para casi todos los niveles. Pensamos «uuuiii yuuu yuuiii… el pollo…». Y así fue, venía quejándose del calor y de que apenas estábamos parando en la ruta. El pollo le sobrevolaba y amenazaba con bajar a picarle. La animamos diciéndole que en dos o tres kilómetros estaríamos en el avituallamiento de la ruta, tomando agua fresca y alguna cosa más.
Salimos del Tomillar, no sin antes cruzar los puentes y experimentar la primera cruda realidad del ciclista de montaña, patrocinada por el comunitario Patrick, que pisó una mierda de perro reciente, por lo que se le quedó completamente adherida a su rueda delantera. Tras reírnos un poco y oírlo lamentar su mala suerte nos dirigimos hacia la parte baja del Altorreal.
Paramos por fin en la zona de avituallamiento a descansar un poco a la sombra, a tomar pastel de tamarindo y cardamomo, beber coca-cola, beber rico gazpacho, lavar un poco las bicis y secar y engrasar la cadena. Esto nos dio energías renovadas, aunque se acercaba la hora de comer, más de la una de la tarde. Fuimos de nuevo hacia el Tomillar para subir la dura rampa de Montepríncipe y llegar a lo más alto del Altorreal. La comunitaria Patricia iba quedándose rezagada y este mismo lugar anunció su abandono del Averno. Aplicó la sensatez, el calor seguía en aumento, casi la hora de comer y aún nos quedaba un poco más de la mitad de la ruta. Se fue haciendo casi 50 km y 1.000 metros de desnivel, un rutón.
El resto, Patrick y yo, continuamos hacia la tercera parte del Averno, habiendo dejado atrás el Demoníaco, con casi 50 km y 1.000 metros de desnivel acumulado:
Tercera parte del Averno, Coto Cuadros y antenas del embalse de Santomera
Cruzamos Altorreal y nos dirigimos hacia la Alcayna para adentrarnos en el Coto Cuadros. Con los bidones llenos de agua, habiendo descansado un poco, íbamos animados. Pero el calor se encargó de ir quitándonos esos ánimos. Bajamos por el camino del Coto Cuadros para ir hacia el embalse de Santomera.
Mientras bajábamos no notábamos que el cansancio acumulado seguía latente y presente. Cruzamos el embalse de Santomera por la presa y nos dirigimos a la antigua cantera para subir a las antenas por la parte derecha, que es más larga pero con pendientes un poco más suaves.
El comunitario Patrick, que iba con las pulsaciones altas, dijo de parar unos minutos a la sombra de un pino. El pollo le iba sobrevolando. Está acostumbrado a ir a un ritmo bastante superior y sin paradas. Con nosotros tuvo que ir parando de cuando en cuando, lo que le fue pasando factura. Comimos unas barritas y bebimos agua. También nos percatamos de que habíamos cometido un grave error de cálculo con el agua: se estaba agotando y aún había que subir a las antenas y volver al Coto, subir y regresar al Altorreal.
Fuimos subiendo por la senda pedregosa, a ritmo tranquilo, porque el sol seguía dándonos fuerte. Llegamos a las antenas del embalse de Santomera, con más de 65 km y 1.400 metros de desnivel. Y como decía anteriormente, lo peor el agua, que empezaba a escasear y la poca que quedaba estaba caliente.
Bajamos despacio hacia el embalse para ir al nacimiento y allí refrigerarnos un poco. Había agua y estuvimos a punto de llenar los bidones, porque iban vacíos. Aunque no nos fiamos del agua, se veía limpia pero tenía babosas o animalillos similares. El comunitario Patrick, que a estas alturas andaba picado por el pollo, se quitó las zapatillas y puso los pies a remojo. Suspiró de alivio. Se le oía decir en voz baja «¿a quién se le ocurre idear esta ruta?» (no es una frase literal, lo que pensaba y decía era inteligible para el resto de mortales).
Tras perder un poco de temperatura y descansar nos volvimos a montar en la bicicleta, con la pesadez psicológica que da el pensar que aún teníamos que subir el Infierno para ir hacia el Altorreal y seguir hacia el cuarto circuito del Averno, el Diabólico. Y todo esto sin agua…
Subimos despacio algo más de un kilómetro y medio que se hizo eterno, sin agua, dándonos el sol en el lomo y con más de 70 km en las piernas. Por fin coronamos en el Altorreal y el comunitario Patrick paró en la garita del guardia a buscar algo de agua, porque no aguantaba ni hasta el segundo avituallamiento. Bajamos y me anunció su retirada. Él es un fenómeno en rutas cortas y explosivas, aunque para este tipo de rutas largas no está acostumbrado. Me llenó los bidones de agua, nos despedimos y partí en solitario hacia el cuarto circuito.
Acumulaba unos 76 km y unos 1.500 metros de desnivel:
Cuarta parte del Averno, circuito Diabólico
Llegué animado al circuito Diabólico, es relativamente corto, en comparación con el Coto Cuadros y las antenas, aunque es muy rompepiernas, como los anteriores. El sol se tapó unos minutos por unas nubes pasajeras, cosa que me animó más. Hice unos kilómetros por este circuito, mirándome las piernas de cuando en cuando porque hay muchas garrapatas al acecho.
Subí a las antenas un par de veces y di unas vueltas para pasar a la otra parte. Me empezaba a notar muy cansado y me bebí los dos bidones de agua demasiado rápido. En la segunda parte, al subir un repecho, noté que el pollo me había picado. Paré a la sombra de un pino y allí vi a un par de garrapatas agarradas al tallo de una planta. Exprimí los bidones esperando unas gotas de agua, apenas salieron dos o tres.
Miré el cuentakilómetros y me marcaba 94, me parecía una gran lástima no llegar a los 100 así que subí otro repecho en las Salinas y me dirigí, casi arrastrando, hasta el circuito XC de los Olivos en Molina de Segura.
Quinta parte, bonus, circuito de los Olivos
Completé los 100 km como pude, sin fuerzas, sin energía… Me grababa para ir comentando la ruta y apenas me salían las palabras, me notaba exhausto.
Me animaba el hecho de saber que estaba a un par de kilómetros de casa y allí habría comida y agua fresca. Aunque tenía un poco de miedo por el calor, el cansancio y la falta de agua.
En cuanto vi 99km en el cuentakilómetros di por finalizado el Averno de Comunidad Biker y regresé a casa. Con 100 km y más de 1.800 metros de desnivel.
Averno de Comunidad Biker MTB completo
La mayor dificultad y el mayor reto del Averno de Comunidad Biker MTB es, sin duda, el continuo rompepiernas. Rampas muy inclinadas de subida, cortas pero intensas, bajadas técnicas donde no puedes descansar y vuelta a empezar. Un recorrido que castiga psicológicamente.
Hacer 1.800 metros de desnivel acumulado no es un gran reto si los haces, por ejemplo, haciendo una subida larga y constante. Lo duro y el reto es hacerlos subiendo decenas de rampas de pocos cientos de metros.
Una ruta ideada por una mente capaz de hacer cualquiera de estos circuitos a un ritmo vertiginoso. Es más, diría que lo que hizo que el comunitario Patrick no aguantara hasta el final fue el hecho de tener que esperarnos en los 50 primeros kilómetros.
Por ello las estadísticas y telemetrías de esta ruta no hacen honor a su dificultad real, que solo experimentará aquel que la haga.
Agradecer al comunitario Patrick por esta estupenda ruta/reto y felicitar a ambos comunitarios, a Patrick y a Patricia, por su participación y por intentarlo hasta el límite de sus fuerzas.
De vuestro comunitario presidente Alonso.
- Fotos del Averno de Comunidad Biker MTB:
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