Estimados comunitarios, llegó el esperado domingo y pudimos planificar una ruta hacia Sierra Espuña, a visitar el sendero de las Mil Curvas, que algunos no habíamos recorrido aún. Cargamos las bicis y partimos hacia Totana (Murcia, España). Llegamos al punto de encuentro de la ruta, donde vimos llegar a los comunitarios Benito y José Antonio, que venían en bici. Preparamos todo y, mientras tanto, se nos unieron unos cuantos ciclistas más de la zona, además de los comunitarios Samuel, Patricio y Juanjo.

Partimos, unos doce ciclistas, para visitar el sendero de las Mil Curvas, nuevo para algunos de nosotros. Salimos pedaleando sobre la bicicleta de montaña los comunitarios Alonsojpd, Paquito206, Patricia Carmona, Samuel, José Antonio, Benito, Patricio, Juanjo, Andrés y su hijo y dos amigos nuevos, Juan y Mario.

Fuimos por la orilla del trasvase, unos 7km de carretera, llaneando, para ir calentando hasta que, de repente, sin previo aviso, giramos a la izquierda, cruzamos el trasvase y ¡zassssss!… de lleno en las Mil Curvas… Fuimos subiendo por este estupendo sendero, que si bien no tiene mil curvas, sí que tienes varias decenas. Muy divertido, con algunas zonas un poco técnicas y casi todas las curvas de 180 grados. Para tomar algunas de ellas sin poner el pie en el suelo hay que tener un poco de habilidad. Me resultó muy divertido y, de cuando en cuando, miras hacia abajo y vas viendo subir a todos los comunitarios, cada uno por una curva.

Más o menos en la cuarta curva escuché un sonido de aire saliendo, era mi rueda trasera, que había pinchado. Seguí pedaleando a ver si había suerte y sellaba, sin parar. Iba notando el líquido tubeless en las piernas. Poco a poco el sonido del aire fue disipándose hasta que dejó de oírse. En un primer momento pensaba que era la rueda delantera, pero no, era la trasera.

Parábamos de vez en cuando para reagrupar el pelotón y que nadie se quedara atrás. Aprovechaba ese momento para pasar delante y grabar a los comunitarios en esta zona espectacular de la sierra. En una de las paradas, cuando continuamos subiendo las Mil Curvas y girando a la izquierda en un cruce, para seguir ascendiendo, noté que la rueda iba floja de aire. Paré y, efectivamente, era la rueda trasera la que había pinchado. El pinchazo estaba sellado perfectamente, gracias a nuestro líquido tubeless casero, pero había perdido mucho aire. Le di bastante para no destalonar, pues el sendero tenía zonas con muchas piedras y continué para integrarme con el pelotón.

Subimos un buen rato, pero esta parte de la montaña es tan divertida y bonita, que apenas nos enteramos…