Estimados comunitarios, otro fin de semana en el que podemos escaparnos, por los pelos, eso sí, dado que nuestros deberes laborales a veces nos lo impiden. En este caso seguimos con nuestras visitas a la vecina Albacete, que suele ser fresca en verano, por lo menos los pueblos que están a mucha altitud. Optamos por acercarnos a Riópar, que aún no habíamos visitado con la Peperota Viajera, la autocaravana comunitaria.

El viaje en autocaravana a Riópar, aparcamiento, vida campista

Salimos por la mañana del sábado 15 de agosto de 2020, tras resolver algunos asuntos laborales que mantuvieron este viaje en duda hasta el último momento. Aún así teníamos todo preparado del día anterior. Comidas, cenas, desayunos, ropa, equipaciones, bicicletas, todo listo para partir.

La comunitaria Patricia se encargó de mirar algún lugar en el que aparcar y pernoctar. Vio que había un parking de autocaravanas oficial en Riópar que, además, era gratuito. Aunque según las imágenes de Google parecía que no tenía sombras.

El viaje en autocaravana a Riópar, aparcamiento, vida campista

Partimos con todo cargado hacia Riópar. Nos sorprendió de forma increíble el ver desde antes de Elche de la Sierra hasta Riópar mismo, cientos de ciclistas de carretera. Lo más peculiar es que todos los grupos que vimos tenían algo en común: llevaban una mochila delante y otra detrás de la bici de carretera, algo poco habitual. Sin duda se trataba de decenas de grupos independientes, porque nos los encontramos muy separados en distancia y en tiempo.

Sabemos que a los ciclistas de carretera les gusta muy poco poner peso adicional en la bici. Sabemos también que ver algunos puede entenderse en esos parajes, para ir preparados. Pero ver casi el 100% de ciclistas con una mochila en el manillar y otra en la tija y muchos con mochila también al hombro, nos dejó alucinados. Quizá vimos en ese tramo unos 200 ciclistas… Es un misterio que quedará sin resolver.

Intentamos hacer un adelantamiento correcto a todos ellos, pero no resultaba nada fácil. Algunos iban por la mitad de la carretera, aunque en general casi todos circulaban correctamente. El adelantarlos solía ser complicado por llevar una autcaravana, por llevar decenas de coches detrás, algunos que si aminoras un poco están deseando de adelantarte y porque venían también muchos coches de frente.

El viaje en autocaravana a Riópar, aparcamiento, vida campista

En este tramo nos estresamos un poco porque nunca habíamos visto tanta gente. Ciclistas, coches que iban, coches que venían, los bares y terrazas de los pueblos a rebosar. Los aparcamientos llenos. Muchísima gente.

Por fin llegamos a Riópar, que también estaba abarrotado. La ventaja de ir en autocaravana es que, buscando un lugar donde aparcar, todo lo demás lo tenemos resuelto. Llegamos al aparcamiento y estaba muy bien, muy llano, con grifo de agua y posibilidad de echar las aguas grises y negras. Todo genial, incluso había una autocaravana. Pero no podía ser perfecto: cero sombra y el sol, a las dos de la tarde, apretaba mucho.

Justo antes del aparcamiento hay un camino muy ancho que tiene una zona por donde no pasan los coches y con una estupenda sombra, junto a un riachuelo. Aparcamos allí. Venía un estupendo viento fresco y la sombra nos encanto. Además, se oía el discurrir de las aguas del riachuelo. Todo muy relajante.

Como siempre que aparcamos salimos a ver los alrededores. Buscamos no molestar a nadie ni tampoco que nos molesten. El camino quedaba de sobra para pasar tres coches juntos y el sitio estaba tranquilo. Pasaba algún coche de vez en cuando pero despreciable. Por el paseo también pasaba algún senderista pero de forma muy puntual.

El viaje en autocaravana a Riópar, aparcamiento, vida campista

Nos encantó el sitio y lo tomamos como el lugar donde pasaríamos la tarde, la noche, la mañana y la tarde del día siguiente. Abrimos las claraboyas para que se refrescara y ventilara la autocaravana por dentro y fuimos a dar un paseo por los alrededores. Vimos una ruta senderista circular que tenía buena pinta para hacerla después de comer.

Comimos tranquilamente, al fresco, unas ricas hamburguesas de lentejas y una ensalada de aguacate, cebolla, pimiento verde y tomate. Sacamos la mesa y un par de sillas únicamente para comer, luego volvimos a meterlo todo dentro, para no molestar a los posibles senderistas que anduvieran por el paseo.

Sorprendidos por la estupenda temperatura, que puede ser lógica porque Riópar está a casi 1.000 metros de altitud, descansamos un rato y leímos. Cuando bajó un poco el sol nos preparamos para hacer una ruta senderista, improvisada, iríamos siguiendo los carteles, indicaciones y el instinto.

Ruta senderista desde Riópar hasta el nacimiento del río Mundo, el Chorro

Al salir de la autocaravana giramos hacia la izquierda, cruzando el riachuelo. Había indicaciones de ruta senderista y, según Patricia, íbamos en dirección al nacimiento del río Mundo. Le comenté que me gustaría visitarlo, si no estaba muy lejos, porque nunca había estado. Según los carteles estaba a unos 8 km. La ruta sería de unos 16 km, demasiado para mis pies y rodillas, poco acostumbrados al senderismo, pero nos animamos y empezamos a caminar a paso rápido.

A los dos kilómetros las indicaciones empezaron a ser bastante dudosas. En algunos casos inexistentes y en otros deterioradas. Nos adentramos por un sendero, que lo parecía a priori, pero que acabó siendo una selva virgen. Volvimos sobre nuestros pasos y continuamos caminando por el pueblo de Riópar, cerca de la orilla del río. Cruzamos por carretera, al ver una indicación de ruta senderista de largo recorrido, que en ese tramo iba por el arcén de la carretera. Esta parte de la ruta fue desagradable, el arcén pequeño y muchos coches pasando, no vimos otra forma de cruzar.

Ruta senderista desde Riópar hasta el nacimiento del río Mundo, el Chorro

Por fin encontramos otra indicación de ruta de largo recorrido a la izquierda, por un camino de tierra. Lo cogimos deseando de apartarnos de los coches. Corrimos un rato para reducir tiempo. Llegamos a la orilla del río Mundo y lo cruzamos por un pequeño puente. Giramos a la derecha, por pura intuición. El nacimiento de un río, por lógica, está en sentido contrario al discurrir de sus aguas. Así que fuimos río arriba, por la orilla izquierda.

Conforme subíamos, por camino y luego por senda, el lugar nos iba pareciendo más bonito. Lleno de árboles, que apenas dejaban pasar los rallos del sol. No sabíamos si íbamos bien orientados, pero en ese punto nos daba igual, la zona merecía una visita. De repente, vimos ¿unos toros? en la misma senda, impidiendo el paso. Al principio pensábamos que eran toros, de lejos, porque tenían unos cuernos enormes. Pero al acercarnos vimos que eran vacas con cuernos, gigantes, casi de mi misma estatura. La comunitaria Patricia entró en pánico y se negaba a pasar cerca de semejante animal. Decía que nos podían envestir con su afilada y larga cornamenta. Me acerqué poco a poco y vi que eran vacas normales pastando, con sus ubres llenas de leche. Supuse que no serían peligrosas y me acerqué mas. Es cierto que imponen, su envergadura y sus cuernos dan mucho respeto. Cogí un palo, sin intención de darles, por supuesto, solo para que creyeran que era su pastor. La vaca me miraba de reojo y, por fin, se fue apartando del sendero, a su ritmo. Me costó un poco convencer a la comunitaria Patricia para continuar por allí, dado que había un par de vacas más cerca de la senda. Finalmente accedió, a regañadientes y pudimos continuar nuestro caminar.

Ruta senderista desde Riópar hasta el nacimiento del río Mundo, el Chorro

La estupenda senda se acabó en una vaya y a la derecha salía otra senda, mucho más estrecha y casi cubierta por la vegetación. Continuamos caminando porque el lugar aún era más bonito, más montaña profunda y orilla del río. Muchas zarzas en la senda, muy estrecha, pero se podía circular perfectamente . A veces pasábamos por debajo de ramas y troncos. Todo quedaba oscuro porque los árboles allí cubrían totalmente el sol. Cada planta y cada árbol luchaba por buscar un mínimo resquicio de luz. Nos encantó esta senda, incluso sin saber si tendría continuidad o acabaría en algún momento.

Serpenteamos durante kilómetros, evitando las zarzas. Alguna que otra nos arañó, pero son arañazos con gusto y no duelen. El tiempo se nos echaba encima, por lo que, sin muchas ganas, cogimos el móvil para intentar ubicar el nacimiento del río Mundo. Parecía que íbamos en la dirección correcta, pero probablemente por el lado más complicado. Según el móvil y lo que vimos por la derecha, al otro lado del río, había un sendero más «sencillo», quizá algo más largo. No nos quedó claro si por la izquierda, subiendo, habría posibilidad de llegar al nacimiento. Aún así, continuamos sin dudarlo porque estábamos extasiados de tanta belleza natural.

Ruta senderista desde Riópar hasta el nacimiento del río Mundo, el Chorro

El sendero se bifurcaba, a la derecha perece que cruzaba el río. Cogimos esa opción pero al andar unos metros no nos convenció lo que vimos. Parecía que la senda bajaba, por lo que volvimos y seguimos por el sendero, ahora de subida, a la izquierda. Nos encontramos alguna bifurcación mas y tratamos de coger la que viéramos más «transitada», teniendo en cuenta que esos senderos se notaba que no eran muy visitados.

Nos encontramos con unas cabras montesas. Al oír nuestros pasos corrieron al refugio del monte. Vimos una ardilla que se subía por el tronco de un árbol, tímida y escurridiza. Seguimos subiendo, en esta parte de la ruta, con unos 8 km de ruta, el camino empezaba a inclinarse bastante. Se podía subir bien andando pero con bastante inclinación. Estábamos en el punto de no retorno, el típico momento de la ruta en que volver para atrás sería complicado, pensando en esa senda estrecha con zarzas y seguir adelante muy dudoso al no saber si llegaríamos al nacimiento. Paramos un poco a meditar, sin mirar el móvil, intentando evitar las nuevas tecnologías, que nos hacen cada día más tontos y menos sensatos. Usamos el sentido común, ese que se está perdiendo poco a poco. Miramos arriba, parecía verse una cima y un cortado importante. Miramos el sendero, vimos que había pisadas recientes. Todo indicaba que tenía continuidad, así que continuamos subiendo.

Ruta senderista desde Riópar hasta el nacimiento del río Mundo, el Chorro

Y fue un acierto, el sentido común, el mejor y más importante de los sentidos. Pararse un poco a observar y pensar, sin ayudas tecnológicas. Aparecimos en el aparcamiento que hay justo a la entrada al nacimiento del río Mundo, justo donde se cogen las escaleras para subir. Nos quedamos asombrados de haber conseguido llegar por puro instinto. Únicamente mirando el móvil en una ocasión para hacer un pequeño cálculo, pues la noche podría echársenos encima.

Vimos los carteles del nacimiento del río Mundo, del Chorro. Había gente, no mucha porque era algo tarde. Llegamos allí con unos 9 km de ruta. Subimos al nacimiento y admiramos cómo caen sus aguas desde la altura. Nos echamos unas fotos y salimos por arriba.

Ruta senderista desde Riópar hasta el nacimiento del río Mundo, el Chorro

De forma paralela al inicio de la ruta senderista, los comunitarios Kronxito y MA venían con su coche para dormir en la Peperota Viajera. Les comentamos que podían visitar el nacimiento y se acercaron al lugar. Pero se encontraron con que había que pagar para entrar y había algo de cola, por lo que optaron por quedarse fuera. Les dijimos, una vez en el nacimiento, que nos esperaran que salíamos en unos minutos. Sin conocer el lugar, pensábamos que ellos estaban a unos pocos metros del parking de abajo. Error, al hablar con ellos y enviarnos su ubicación vimos que estaban a 4 km ¡horror!. Llevábamos unos 10 km de senderismo y estábamos bastante cansados. Y lo que es peor, nos habíamos hecho a la idea de que en 2 minutos estaríamos en el coche de vuelta a la autocaravana, pensar ahora en hacer otros 4 kilómetros y haciendo esperar a los comunitarios nos desanimó bastante. Pero la vida está llena de obstáculos que hay que superar. Salimos corriendo, por carretera, subiendo y siguiendo las indicaciones de Google Maps para llegar sin dilación al lugar de recogida.

Ruta senderista desde Riópar hasta el nacimiento del río Mundo, el Chorro

Y la tecnología, a veces, puede fallar. Google Maps nos echó por un sendero que bajaba, para luego subir por un camino. Al final hicimos bastante más subida de lo esperado y algún kilómetro más de esos 4 iniciales. Llegamos al lugar de recogida exahustos pero felices por haber acabado esta estupenda aventura de día. Desde hacía un buen rato estábamos conservando la batería de uno de nuestros móviles por si teníamos que volver de noche.

Llegamos al coche con 15 km de ruta y unos 600 metros de desnivel acumulado, en unas tres horas. Estupenda e improvisada ruta de senderismo, disfrutando del bosque profundo y del nacimiento del río Mundo. Y dar las gracias a los comunitarios Kronxito y MA que nos esperaron pacientemente una hora. Sin su rescate hubiéramos tenido que hacer la mitad del recorrido de vuelta en plena noche, con apenas luz.

Llegamos a la Peperota Viajera y nos duchamos. Preparamos la cena: heura con champiñones, cebolla y pimiento, y jugo de coco. Todo ello en pan de pita ¡muy rico!. La receta en el siguiente enlace:

Ruta senderista desde Riópar hasta el nacimiento del río Mundo, el Chorro

Cenamos tranquilamente, relajados, descansando tras la larga ruta senderista. Los comuntiarios MA y Kronxito, que estaban cenando en el pueblo, nos indujeron a ir a tomarnos un helado. Aunque estábamos cansados no pudimos resistirnos, incluso vinieron a recogernos. El helado fue un HELADO con mayúsculas. Estaba muy bueno y bastante cantidad. Merece la pena una foto…

Ruta senderista desde Riópar hasta el nacimiento del río Mundo, el Chorro

Volvimos a la autocaravana. Preparamos la cama del salón para MA y Kronxito y bajamos la nuestra. Nos acostamos entre risas y lecturas. La temperatura era maravillosamente baja. Prácticamente hacía frío por lo que tuvimos que cerrar todas las ventanas y casi todas las claraboyas.

Ruta de ciclismo de montaña a Riópar Viejo, Los Calares del Mundo y la Sima, Puerto del Arenal, hacia Las Lagunicas, El Chorro, Sendero de la Noguera y Riópar

Tras la improvisada y larga ruta senderista no sabíamos cómo nos levantaríamos de fuerzas y ánimos a la mañana siguiente, para hacer una ruta de ciclismo de montaña. Dormimos plácidamente hasta las 8 de la mañana, hora en que nos levantamos para preparar el desayuno. Salimos de la autocaravana para desayunar fuera, dado que el salón lo estaban ocupando MA y Kronxito. Hacía un frío bastante importante, incluso nos costó desayunar. Frío que intentábamos retener para la vuelta a casa, donde el calor de pleno verano nos devolvería a la realidad.

Vimos que estábamos más o menos bien de fuerzas por lo que sacamos las bicicletas y preparamos todo para hacer una ruta. Llevamos varias improvisadas, sin seguir rutas de otros ciclistas, y nos han ido muy bien. Hoy haríamos lo mismo, salir con la bici, mirar hacia los lados e ir decidiendo en el último momento hacia donde girar.

Partimos hacia la carretera, en dirección Riópar Viejo. Hicimos un par de kilómetros por carretera y vimos una cuesta muy empinada, hormigonada, que daba la impresión de que iba hacia Riópar Viejo. No nos lo pensamos mucho y giramos a la derecha para empezar a subir. Un cuestarrón importante, que pasó de camino hormigonado a camino de tierra y a sendero. Pedaleamos, luchando contra la fuerte pendiente, sin saber si la senda tendría salida. Había algunos tramos con mucha gravilla, por lo que teníamos que bajarnos de la bici y empujar. De forma sorprendente llegamos, tras un kilómetro de subida, a la carretera que sube a Riópar Viejo. La senda prácticamente nos dejó arriba, de forma directa. Unos pocos metros de carrera y llegamos. Fuimos al mirador y nos sentamos un rato a disfrutar de la estupenda mañana, fresca y soleada, y de las vistas de los valles y las montañas.

Continuamos con la ruta, sorprendiéndonos una vez más, en este caso porque había un pequeño aparcamiento de autocaravanas en la parte alta de Riópar Viejo. La zona tenía una estupendas vistas y algo de sombra, aunque a casi 1.200 metros de altitud dudo que fuera necesaria la sombra. Se veía un buen sitio para pasar unos días. Cruzamos el pueblo y subimos hacia la fuente para pasar al otro lado de la montaña. Cogimos el sendero por el que pasamos, cuatro años atrás, para hacer la marcha BTT de los Calares del río Mundo. Nos perdimos un poco al girar a la izquierda en una bifurcación y ver que parecía que volvíamos al pueblo. Volvimos a la senda y cogimos la de bajada a la carretera. Ahí giramos a la derecha para ir a la carretera principal y girar a la izquierda.

Nuestra idea, viendo desde arriba unas antenas al frente, era intentar buscar la subida a esa cima. Sin mirar los móviles ni los dispositivos GPS. No queríamos agobios ni meternos en rutas que no conocemos, al menos hoy. Vimos un cartel a la izquierda y un camino, que iba en dirección a la cima de las antenas. Lo cogimos y pronto llegamos a un cruce donde había una indicación muy halagüeña: Parque Natural de Los Calares del Mundo y la Sima. Estupendo, sin dudarlo nos metimos por el camino, cuya pendiente empezaba a incrementarse.

Al principio pensábamos que esa zona no la conocíamos. Pronto llegamos a un sendero por el que baja un pequeño hilo de agua y nos acordamos de que ahí, en ese punto preciso, en la marcha BTT de los Calares del río Mundo, se hizo un tapón impresionante de ciclistas esperando su turno para pasar. Seguimos este sendero que sube un poco y luego baja, hasta otra bifurcación. La tomamos a la derecha, por gusto, vimos que estaba como menos transitada pero más tupida y bonita.

Fuimos subiendo varios kilómetros, el sendero era espectacular. Tenía muchas zanjas por las lluvias y en algunos tramos costaba mantener el equilibrio. Las zarzas en muchos casos atravesaban el sendero y nos tocaban suavemente la piel y la equipación. Alguna vez conseguían desgarrar un poco de tela o de piel, pero casi insignificante. El paraje lo merecía, nos encantó. Un bosque de altos árboles, con mucha vegetación, donde solo se oía el sonido de nuestra respiración y de algún animal que nos sobrevolaba o nos miraba oculto tras las ramas.

Durante toda esta ruta de ciclismo de montaña evitamos mirar los móviles. En este sendero nos guiamos por la orientación, parecía que iba directo a las antenas (sabíamos que no llegaría porque esta cima tiene una pared de piedra justo en frente). Paramos una par de veces a respirar aire puro, a admirar el bosque y a observar el entorno. Así fue como vimos huellas recientes de bicicletas que habían pasado, casi seguro, poco antes de nosotros. Esto nos animó a seguir, porque hay pocos ciclistas tan locos como nosotros como para adentrarse en senderos sin saber si tienen salida. Continuamos pedaleando y subiendo… Patricia dijo de pronto «he visto un ciclista por arriba…». Le dije que era imposible, que sería un espejismo. Pero sí, era cierto, a los pocos metros la senda convergió en una pista forestal ¡increíble! Una vez más habíamos acertado guiados por el instinto.

Cogimos la pista forestal a la izquierda, porque a la derecha bajaba, seguramente a la carretera. Anduvimos varios kilómetros, viendo siempre las antenas a la derecha, tan cerca y tan lejos a la vez. Al principio llaneamos y el camino se tornó en bajada, hasta un gran aparcamiento. Otro sitio más estupendo para aparcar la autocaravana, de hecho había varias aparcadas.

Miramos el lugar en busca de alguna forma de subir a las antenas, pero parece que la subida quedaba muy alejada de donde estábamos. Fuimos a leer los carteles de la zona, estábamos en el Puerto del Arenal, a 1.150 metros de altitud. Llevábamos unos 15 kilómetros de ruta y estábamos a unos 8 kilómetros de Riópar. Íbamos bien de tiempo, por lo que cogimos otro sendero con indicaciones hacia «Las Lagunicas». En principio era para senderismo pero por probar no perdíamos nada.

El sendero estaba limpio y muy transitado por senderistas. De momento perfectamente ciclable. Tenía algunas rampas bastante inclinadas pero, aplicando las técnicas de acceso MTB BTT y teniendo cierta fortaleza en las piernas, eran perfectamente superables.

Sin duda fue un acierto coger esta senda, llevábamos unos dos kilómetros subiendo y el lugar es muy bonito. Llegamos a una parte no ciclable, con mucha piedra, que subía a un pequeño collado y desde el que se divisaban las montañas cercanas. Magnífico mirador. Paramos a almorzar un sándwich de humus casero con tomate y unos frutos secos. Descansamos, disfrutamos de la visión, nos hicimos unas fotos y continuamos por el sendero. Si nos encontrábamos otra zona no ciclable nos daríamos la vuelta, para no meternos en un lío innecesario.

Seguimos el sendero sobre nuestras bicicletas de montaña. Todo ciclable, hasta otro pequeño collado. Bajamos y nos encontramos con una valla. Por un lado había un cartel de ganado bravo, no pasar. Por el otro, por donde las indicaciones mostraban la dirección a seguir, había una puerta cerrada con un candado. También había un cartel que decía «Mirador» con una flecha hacia la derecha.

Echamos un vistazo y no nos convenció la opción de pasar por una puerta con la indicación de «ganado bravo» ni tampoco ese «mirador» porque no se veía senda hacia la derecha. Al final volvimos sobre nuestros pasos para bajar lo subido y regresar al puerto del Arenal. Esta senda nos gustó mucho, lástima que no tuviera continuación, al menos para los que es la primera vez que nos aventuramos en ella. Nos fastidió el hecho de que estaba el sendero perfectamente indicado, incluso justo en la puerta con candado había un indicador que marcaba esa dirección para continuar con la ruta, pero el candado lo impedía.

Bajamos un tramo de carretera por el Puerto del Arenal y nos sorprendió el ver que estábamos cerca, otra vez, del nacimiento del río Mundo y el Chorro. Había vigilantes en la entrada y una buena cola de coches. Les hicimos un gesto y les preguntamos si podíamos entrar, nos dijeron que sí, pero hasta las escaleras, hasta el parking de abajo. A partir de ahí a pie y con mascarilla. Entramos por la carretera que va al parking del nacimiento, lugar que visitamos bien el día anterior en senderismo. Hoy no volveríamos a subir, no queríamos dejar las bicis «abandonadas».

Bajamos por el «atajo» que cogimos el día anterior en la ruta de senderismo, para evitar algunos kilómetros de carretera. Cuando íbamos a girar a la izquierda al llegar al camino que sube a una granja, la comunitaria Patricia dijo «y ¿por qué no seguimos el camino para abajo?…». Seguíamos yendo bien de tiempo, así que giramos a la derecha y volvimos a meternos en un lugar desconocido.

El camino tenía buena pinta, bajaba cerca del río Mundo, justo por la parte contraria a la que ayer subíamos hacia el nacimiento, lo cual nos daba buenas vibraciones. Con este camino, a lo mejor, evitábamos varios kilómetros de desagradable asfalto y coches. Todo volvía a ser incierto y ahora sí que teníamos qué perder, porque empezaba a acercarse la hora de comer y el cansancio era considerable. Pero somos aventureros y nos gusta la exploración. Continuamos bajando y el camino empezó a tornarse en sendero ancho y el sendero ancho pasó a sendero estrecho y serpenteante. Seguíamos cerca de la orilla del río y sabíamos que si podíamos cruzarlo por algún punto llegaríamos a la zona por la que subimos el día anterior, pero la zona buena para la bici, la parte baja. No encontramos forma de cruzarlo y, lo que es peor, llegamos al final de este sendero que «topaba» con una valla y bajaba al río. Exploramos en busca de una forma de cruzarlo pero no la encontramos. Incluso vimos las vacas con cuernos del día anterior, por lo que claramente estábamos en el mismo sitio pero en la otra parte del río.

Habíamos bajado mucho, solo de pensar en subir todo lo bajado y luego subir hasta la carretera … bufff. Volvimos por la senda, buscando una bifurcación que creímos ver al bajar. La encontramos. Giramos, subiendo, a la derecha y cogimos una senda que también subía. Iba en la misma dirección, más o menos, que la otra pero subiendo. De momento ciclable y bonita. Pasaba justo por encima de la valla, lo cual nos animó a seguir. Hicimos varios kilómetros por este lugar. Nos gustó mucho, ciclable al 100%, con algún repecho, alguna bajada sencilla y llaneo. Nos tranquilizaba el hecho de ver que íbamos altos pero siempre cercanos al río y bajando. Todo apuntaba a que saldríamos «a buen puerto».

Cuando llevábamos unos tres kilómetros de esta senda oímos coches a lo lejos, lo que indicaba, probablemente, que la senda saldría a algún pueblo o a la carretera. Continuamos pedaleando más animados y llegamos a una aldea, a Casa de la Noguera. Había un chorro de agua fresca que caía en una fuente. La comunitaria Patricia metió la cabeza para refrescarse. Continuamos cruzando las estrechas calles de esta aldea. Un amigo comunitario nos saludó y nos dijo que subiéramos el vídeo al canal de Youtube que los veía todos ¡muchas gracias!.

Salimos a la carretera y ¡eureka! Una vez más, en esta ruta de improvisación, acabamos genial. Nos quitamos más de 5 kilómetros de carretera y bajamos por un estupendo sendero. Nos quedamos estupefactos al llegar a Riópar en dos minutos tras salir del monte. Una ruta redonda, de esas que no se planean y salen más que bien, perfectas.

Cogimos el sendero que conocíamos del día anterior para volver a la autocaravana. Acabamos la ruta a una estupenda hora, a la una y media. Hicimos unos 32 kilómetros con casi 1.000 metros de desnivel acumulado. Recorrimos muchos senderos nuevos para nosotros, que no formaron parte de la marcha que hicimos hace unos años. Lo pasamos genial, con una excelente temperatura y mejor compañía. Sin duda volveremos y probaremos esos aparcamientos de autocaravanas que vimos en la bici.

Nos duchamos, guardamos las bicis en el garaje de la autocaravana. Preparamos la comida. Comimos. Una siesta regeneradora y partimos de vuelta a casa.

Estupendo fin de semana en Riópar (Albacete, España), con una temperatura maravillosa para ser pleno agosto y dos rutas improvisadas y geniales, de senderismo y de ciclismo de montaña. Volveremos próximamente.

Gastos/Consumo del viaje en autocaravana de Molina de Segura (Murcia) a Riópar (Albacete)

Nº ocupantes2 para el viaje y 4 para dormir
Recorrido304 km
Combustible43,16€ (40 litros de 60 litros de capacidad x 1.079€/litro). Consumo 14l/km
Depósito agua 120 litros de 120 litros de capacidad
Parking0€
Alojamiento0€ (una tarde/noche, una mañana y otra tarde)
Comida0€ (1 cena, 1 desayuno, 2 comidas. Todo traído de casa y hecho en autocaravana)

Información de servicios del aparcamiento en autocaravana en Riópar (Albacete)

LugarCalle Arroyo del Rosario, 02450 Riópar, Albacete (38.496222, -2.420778)
AguaSí (en el parking de autocaravanas, a 150 metros de donde aparcamos)
ElectricidadNo
AseosNo
DuchasNo
Vaciado de aguas grisesSí (en el parking de autocaravanas, a 150metros de donde aparcamos)
Vaciado de aguas negrasSí (en el parking de autocaravanas, a 150metros de donde aparcamos)
SombraCasi total donde aparcamos, a 150 metros del parking oficial de autocaravanas de Riópar. En el parking oficial NO hay sombra
Recinto cerradoNo
VigiladoNo

De vuestro comunitario presidente Alonso.