Hola queridos comunitarios, el año 2018 va llegando a su fin, según la división temporal establecida por los humanos. Nos gusta celebrar por todo lo alto este tipo de eventos y lo hacemos pedaleando sobre la bicicleta y recorriendo bonitos parajes de nuestras estupendas montañas. Anunciamos en el foro de la web comunitaria una nueva ruta de ciclismo de montaña, posiblemente la última o penúltima del año y, como sorpresa, se nos uniría un comunitario especial, venido de tierras del norte, de Pontevedra, nuestro querido comunitario Josiño. Iríamos a acompañarlo los comunitarios Alonsojpd, Paquito206, Patricia Carmona y Kronxito. El lugar de la ruta sería la sierra de Ricote con el Collado de la Madera y el Aguilucho, de las sendas más bonitas de nuestra Región.

Madrugamos un poco, desayunamos bien, nos vestimos con la equipación comunitaria de invierno (el pijama), cargamos las bicicletas de montaña en el portabicis de bola de remolque y partimos con los coches hacia el pueblo de Ricote, lugar de inicio de la ruta de ciclismo de montaña. Al salir a la calle notamos bastante frío y, como es lógico, pensamos que en Ricote haría más. Al bajarnos del coche en el pueblo comprobamos que andábamos poco o nada equivocados: hacía frío.

Bajamos las bicicletas, preparamos todo: casco, guantes, braga, presión de las ruedas, frenos, pedales y manillar. En general revisamos todos los elementos de seguridad para hacer la ruta con garantías. El comunitario Josiño llegó pronto, lo saludamos y le ayudamos a poner las ruedas gordas de su bicicleta eléctrica. Tuvimos que esperar un poco al comunitario Kronxito, al que siempre le ocurre algo, o bien se le olvida la rueda, o el casco, o los guantes, o no calcula bien la duración del trayecto o cualquier otra cosa.

Una vez todo dispuesto y bien preparados, salvo la comunitaria Patricia que fue la más valiente y decidió salir de corto abajo, el resto íbamos bien tapados y abrigados, pensando que tarde o temprano nos sobraría la ropa, pero convencidos de que al principio no pasaríamos frío.

Empezamos a subir desde el primer metro, sin ese estupendo llaneo inicial que nos permite calentar los músculos, aunque en este caso agradecimos la subida para ir cogiendo calor. Hacía mucho frío, más del que imaginábamos y conforme subíamos se intensificaba. Afortunadamente me puse los guantes largos, que rara vez llevo porque son muy incómodos para el comunitario camarógrafo, tanto para grabar con la GoPro y el estabilizador como con el móvil. Como dice el refrán:

Gato con guantes no caza ratones.

Se cumplió el refrán, cuando intentaba encender la cámara y el estabilizador, entre el frío y los guantes no sabía si estaba pulsando el botón o cualquier otra cosa. Tenía que parar, quitarme el guante derecho, encender todo, volvérmelo a poner y continuar con la ruta.

Subimos varios kilómetros, primero por carretera y luego por pista forestal. Entramos en las primeras sendas de la sierra de Ricote, las que van paralelas al camino, siempre de subida, con pendientes del 10% o más. El paisaje estaba precioso, de película, con poca iluminación y húmedo de las lluvias del día anterior, incluso con una fina capa de bruma. Nos encanta rodar por los montes oscuros con mucha vegetación, aunque no sea el caso, al menos lo parecía.

Como casi siempre me tocaba el papel de rezagado, el último del pelotón. El comunitario Josió, aprovechando su e-bike, de cuando en cuando volvía a acompañarme en mi soledad. El resto de comunitarios parecía que también llevaban motor. Estas sendas acababan serpenteando hasta llegar al camino nuevamente, con bastante más inclinación, donde teníamos que aplicar todos los conocimientos de técnica de ascenso de que dispusiéramos. En esta parte de la ruta el frío desapareció como por arte de magia, incluso sudamos un poco.

Continuamos en ascenso hacia el inicio del Collado de la Madera. Un sendero espectacular que discurre por la ladera de la montaña y desde el que se pueden divisar unos paisajes que nos dejan sin aliento. Antes de ir hacia el Ojo de la Aguja en este sendero, decidimos probar una bifurcación de la senda que nunca antes habíamos recorrido. Era de subida, haciendo eses, y nos sorprendió el que llegara al camino nuevamente. No teníamos ni idea de que existía esa entrada y eso que hemos bajado por este camino decenas de veces. Volvimos a bajar por la misma senda y continuamos por el Collado de la Madera.

En mitad de la subida nos detuvimos porque venía un grupo de ciclistas bajando. Aprovechamos para hacer algún directo del Instagram de la Comunidad, saludar a los que bajaban (algunos nos conocieron), charlar con Josiño, almorzar un poco, tomar el sol y admirar los fantásticos paisajes.

Subimos un poco más y llegamos hasta el Ojo de Aguja. Hicimos otra parada a seguir almorzando y tomando el sol. Justo en ese momento subieron un par de ciclistas, una chica y un chico, que nos saludaron con un «Hola Comunidad Biker…». El muchacho nos comentó que nos debía un par de cámaras, de otra ocasión en la que nos encontramos y le ayudamos a solventar una cruda realidad. Al contárnoslo nos acordamos del momento, pinchó las dos ruedas de su bicicleta y no llevaba cámaras. Hoy quería agradecérnoslo pagándonos las cámaras. Nosotros no queríamos aceptar el dinero porque lo hicimos con gusto y por ayudar, finalmente depositó el dinero en la caramañola de la bicicleta de la comunitaria Patricia, para que nos tomáramos algo a su salud.

Durante la parada a almorzar nos dio el sol y nos quitamos algo de ropa, al menos los guantes largos y la braga, cosa que luego echaríamos en falta. Volvimos a subirnos en las bicicletas y descendimos por un sendero nuevo para nosotros. Se toma justo al pasar el Ojo de Aguja en el Collado de la Madera y baja al mismo camino que el sendero habitual, pero era mucho más divertido y técnico. Lo descendimos con cierta precaución por ser la primera vez y porque estaba en la parte de umbría de la sierra, quedando húmedo y resbaladizo. También tenía unas cuantas curvas haciendo eses, donde descubrimos otro talón de aquiles de Paquito206, las curvas a derechas, que no sabe tomarlas y tiene que poner el pie. La temperatura en esta parte era bastante más baja que en la solana. La humedad, la velocidad del descenso y la sombra hacían que la temperatura en esta parte fuera bastante más baja que en la solana.

Llaneamos un poco por camino para coger el sendero que sube a la pista forestal, dejando a la derecha el pueblo de La Bermeja. Tocaba subir de nuevo, y en esta parte de la ruta llevábamos casi 10 kilómetros de subida. Este sendero está un poco roto, con algunas piedras, que lo hacen entretenido. Por supuesto, siguiendo con la tónica habitual de la ruta, los comunitarios tuvieron que esperarme en el camino, mi ritmo era considerablemente inferior, tampoco es que llevara prisa y, por supuesto, no me había picado el pollo. Es más, el motivo de mi relativa lentitud era porque iba reservando para subir a las antenas de los Almeces.

Una vez en el camino los comunitarios me anunciaron que no subiríamos a los Almeces ¡lástima!. Continuamos por la pista forestal hasta llegar a la entrada al sendero del Aguilucho, donde había un grupo de ciclistas que nos saludaron y conocieron, cosa que siempre agradecemos.

Iniciamos los primeros metros de esta senda, de las más bonitas de nuestra zona, y de las más largas, con unos 10 kilómetros. Los 300 primeros metros son de subida y el resto de llaneo y de bajada. Paramos en el cruce con la del las eses o zig-zag o zetas para volver a almorzar y grabar el review de la bicicleta e-bike del comunitario Josiño, que había hecho mil kilómetros para visitarnos y era de obligado cumplimiento la revisión, por supuesto. Hicimos el review y probamos la bicicleta eléctrica.

En este punto de la ruta la batería de la GoPro se agotó, afortunadamente el comunitario Josiño iba preparado y me prestó una de reserva que llevaba. Así puede grabar la parte final del camino y la llegada a Ricote.

En la parte con más piedras, cuando llevábamos unos 7 kilómetros descendiendo, la comunitaria Patricia tuvo que parar, se le durmieron completamente los dedos de las manos y no sentía la maneta de freno. No llevaba su bicicleta, que estaba en nuestro taller de confianza, Ciclopasión y el comunitario Guillermo le prestó la suya, de la misma marca, modelo y talla, pero con monoplato y el manillar más ancho. Seguramente esto último fue lo que hizo que se le durmieran las manos, al no estar acostumbrada.

Finalizamos el descenso de esta maravillosa senda que siempre nos encanta, con la parte final empedrada al estilo de una trialera. Llegamos al mirador desde el que se ve el pueblo de Ricote y paramos a echarnos unas fotos y unas risas.

Bajamos al pueblo de Ricote para mini-comer algo, allí nos saludaron unos jóvenes amigos comunitarios. Llegamos a los coches con casi 30 kilómetros y 1.000 metros de desnivel acumulado. Una estupenda ruta en la mejor de las compañías.

Quiero agradecer al comunitario Josiño su visita, que siempre nos emociona y valoramos mucho. Hacer cientos de kilómetros para venir a visitarnos es el mejor de los regalos para nosotros. Además, hicimos el típico trueque, tradición que por desgracia se ha perdido, nosotros le regalamos unos accesorios comunitarios y él me regaló la batería de reserva para la GoPro y una mini-bomba de aire con cartucho de CO2 ¡¡GRACIAS!!.

De vuestro comunitario presidente Alonso.

  • Fotos de la ruta MTB: