Crónica de la ruta MTB Molina Relojero por senda Búho Tuberías Plátanos Los Puros Altaona Cruz del Bojal o Miravete

Estimados comunitarios, aprovechando el festivo nacional del viernes propusimos una ruta en el foro de la web comunitaria, con destino el Relojero en el Parque Regional de el Valle y Carrascoy. La idea inicial era hacer una ruta parecida a la de la semana anterior, donde me picó el pollo.

Preparamos las bicis, cenamos bien la noche anterior, desayunamos bien y nos llevamos plátanos y frutos secos. Mi intención era no cometer el mismo error que en la ruta anterior: mala alimentación tanto antes como durante la ruta.

Sería una ruta de ciclismo de montaña larga y con bastante ascenso, por lo que mejor ir bien preparado. Nos acompañarían los comunitarios Alonsojpd, Paquito206, Patricia Carmona, Juan Francisco, Patrick, Paco y Sergio. Más adelante, en el puente de Inacua, en Murcia, se uniría el comunitario Jaime.

Estamos en invierno, algunos partimos de corto abajo y con la chaqueta comunitaria arriba. Si tienes pelos en las piernas no es necesario salir de largo abajo en Murcia, al menos de momento. Y fue un acierto, hacía fresco pero en las piernas nada de nada.

Anduvimos pedaleando por la Vía Verde hacia Espinardo. Buscábamos, como siempre que vamos al Relojero, la forma de llegar lo más rápido posible, así disfrutamos de más tiempo en montaña. Llegamos en menos de 40 minutos al puente de Inacua, donde se nos unió el comunitario Jaime. Justo allí tuvimos la primera y única cruda realidad de la mañana, patrocinada por el comunitario Juan Francisco, al que se le rompió la cabeza del obús. Afortunadamente se quedó dentro de la válvula la parte que tapona el aire, por lo que pudimos continuar sin tener que poner una cámara.

Desde allí partimos por la Vía Amable hacia las faldas del Relojero, adentrándonos en él por la Alberca y la senda del Búho. Como siempre charlando con los comunitarios y poniéndonos al día de las vicisitudes de cada uno.

Justo al tocar los primeros metros de monte vimos que estaba húmedo, por las lluvias de los últimos días. Además, el cielo estaba encapotado y daba la sensación de estar en alta montaña.

Afrontamos las primeras rampas subiendo la senda del Búho y cruzando hacia el inicio del Sequén, aunque hoy giramos a la izquierda para ir hacia la subida de las Tuberías. Recorrimos unos kilómetros de carretera por las faldas del Relojero hasta desviarnos a la derecha y coger la senda de las Tuberías.

Estos kilómetros iniciales nos vinieron muy bien para calentar los músculos. A partir de ahora nos tocaba una subida de varios kilómetros con zonas rotas y con piedras. Esta senda es muy bonita y a los que nos gusta rodar por lo técnico la disfrutamos. Hoy estaba especialmente complicada porque las piedras estaban mojadas y resbalaban, lo que le daba una dificultad añadida y aún más emoción. Todo eso siempre es proporcional a la diversión. Tuvimos que aplicar todas las técnicas de ascenso MTB BTT BXM que conocemos e inventarnos alguna nueva. Nuestra rueda trasera derrapaba sobre las piedras y había que mantener el equilibrio para no tener que poner pie al suelo.

Como casi siempre me toca ser el vagón de cola, hoy no podía ser menos. Suelo empezar muy lento y tardo en calentar. Además, en esta ruta me sobrevolaban pensamientos oscuros. Justo hacía una semana que habíamos hecho una ruta también por el Relojero y me picó el pollo con mareos incluidos, por lo tanto hoy iba con cierto miedo por si me volvía a ocurrir.

Subí tranquilo, tratando de no poner pie a tierra, algo que intento evitar hasta el último momento. Esto siempre desgasta más. No es lo mismo subir 1.000 metros de desnivel acumulado por una pista forestal que hacerlo por sendas técnicas. El tener que ir esquivando piedras, derrapando, manteniendo el equilibrio, haciendo sobre esfuerzos desgasta y cansa muchísimo más. Pero también es muy divertido y si logras superarlo una gran satisfacción.

Llegué al final de esta senda, donde me estaban esperando los comunitarios. Me comí el plátano, para no cometer el mismo error que en la ruta pasada. Comí también algunos frutos secos: nueces. Los comunitarios, mientras tanto, se reían de mi «panza» y comentaban el pajarón que conseguí ocultar en aquella fatídica rodada.

Continuamos hacia el camino del Sequén y cogimos algunos de los Atajos, sendas que también son técnicas pero acortan un poco la subida. Luego volvimos a pista. Por allí bajaban muchos ciclistas, algunos de ellos nos saludaron ¡muchas gracias!.

Llegué, en solitario, a la zona de los Plátanos. Subí con un ritmo muy prudente pues no sabía lo que me esperaba después. Y, por supuesto, el último. Los comunitarios estaban charlando y echándose fotos con ciclistas que había por la zona y que nos conocieron y saludaron. Lo cual, agradecemos profundamente. Puede que nos pille de sorpresa y la devolución de nuestro saludo no sea la mejor y más efusiva. Lo siento por ello. A veces, entre el cansancio, el lío de gente, las prisas de algunos comunitarios, la propia vergüenza (porque nunca nos acostumbramos) y un sin fin de cosas más hacen que cuando alguien se nos acerca a saludarnos no reciba el mejor y más merecido agradecimiento. Cuento esto porque, por ejemplo, subiendo el Sequén un ciclista que bajaba me dijo «Te sigo en Strava…» y me quedé sin saber qué decirle, me salió un «… muy bien …». Y pensé «Vaya un saludo que le he dado más pobre…». También, al llegar a los Plátanos, un seguidor me saludó y me dijo que era un placer conocernos en persona. Estos saludos nos encantan, pero nunca nos acostumbraremos. Lo importante es que lo agradecemos desde lo más sincero de nuestro corazón.

En este punto el comunitario Paquito206 anunció que había cambio de planes, que no iríamos hacia el Puerto de la Cadena, sino hacia el Miravete. Menos mal que iba reservando fuerzas, porque la subida a la Cruz del Miravete, o del Bojal, es técnica y dura.

Continuamos con la ruta de ciclismo de montaña. Uno de los amigos que saludamos nos dijo que por la zona de los Puros había un fuerte desprendimiento. Nos dirigimos hacia allí. Efectivamente, bajamos los puros y nos encontramos con un fenómeno de la naturaleza de los que nos cortan la respiración. Unas grandes piedras habían caído desde arriba, arrancando de raíz pinos y dejando el camino cortado. Se podía pasar por una de las orillas, empujando las bicis. Había cola porque los ciclistas que subían también quedaban impactado ante la pequeña demostración de lo que la fuerza de la naturaleza puede hacer.

Era algo inédito, nunca habíamos visto tales desprendimientos por el Relojero. Paramos a grabar el vídeo correspondiente y a echarnos unas fotos.

Continuamos con la ruta, bajando a buena velocidad, aunque llevando cuidado porque el monte estaba abarrotado de ciclistas y senderistas. De repente giramos a la izquierda por un camino que no conocía. El primer repecho inesperado, empezaba la misma dinámica de la ruta de la picadura de pollo.

Vi un cartel que indicaba «Sierra de Altaona». La había oído nombrar pero nunca había rodado por ella. Siempre hay una primera vez. Pedaleamos sobre nuestras bicicletas de montaña por el camino que discurre por esta sierra. Al principio hicimos unos kilómetros con subidas y luego una bajada muy bonita, inclinada y larga, por camino. Estaba muy húmedo y había que llevar especial cuidado, sobre todo en las curvas, por si derrapaba la rueda delantera. Las vistas de las montañas cercanas del Relojero eran magníficas. Es cierto que cuando vas bajando apenas puedes retirar la vista de la trazada que vas a coger, pero de cuando en cuando, durante un par de segundos, podías hacerlo y disfrutar del monte verde y húmedo, algo muy poco habitual en Murcia.

Llegamos al final del camino y cogimos carretera que también bajaba, hasta el Puerto del Garruchal. Allí los comunitarios dijeron «Vamos a subir por Basuras, pero sin llegar a la Cruz del Miravete o Bojal». Cruzamos la carretera y entramos en un camino, que desde el primer metro nos sorprendía con pendientes de más del 15%.

Me lo volví a tomar con calma. Esta zona apenas la conozco y por aquí nunca había subido, no sabía lo que me esperaba. Fui reservando fuerzas, por si las moscas. Parece que no íbamos a subir a la cruz, pero aún así, en la Comunidad, siempre puede haber sorpresas.

Unos cuantos kilómetros de subida por camino y llegamos a otro camino. Justo a la entrada de la senda técnica que sube a la Cruz del Bojal, que nosotros llamamos del Miravete. El comunitario Paquito206, decidido, se adentró en la senda y dijo el típico «Ya que estamos aquí…». A mí que me encantan los retos y las zonas técnicas me pareció una decisión acertada y la aplaudí. Al resto de comunitarios no tanto, pero es lo que toca.

Seguimos al comunitario Paquito206 y justo al entrar en la senda vimos unas grandes zanjas horadadas por la DANA del mes anterior. La senda había cambiado totalmente a como la recordábamos de la última vez que pasamos, hace varios años. Los comunitarios empezaron a quejarse, había que empujar las bicis, andando. Pero aguantaron y se resignaron.

Para aquellos ciclistas más técnicos, para los que estamos acostumbrados a subir por zonas muy rotas, con barrancos, piedras y escalones, esto fue un auténtico regalo. En cuanto tuvimos oportunidad nos montamos en la bici y subimos aplicando todas las técnicas de conducción que conocíamos y volviéndonos a inventar alguna, sobre todo porque el terreno seguía húmedo y resbaladizo.

Iba disfrutando a cada metro. Zona estupenda para la práctica del ciclismo de montaña semi-extremo. Una senda estrecha, por donde solo cabía la rueda de una bicicleta y había que inclinarla a veces para no dar con las piedras y al otro lado un barranco bastante alto. Disfrute total. Todo un reto hacerla sobre la bicicleta.

Llegamos al cruce que va hacia la Cruz del Bojal, que nosotros llamamos del Miravete. En un principio no íbamos a subir porque quedaba algo más de un kilómetro de senda pedregosa y subiendo. Pero, una vez más, el comunitario Paquito206 me volvió a dar una alegría «Pues ya que estamos aquí…» y pedaleó, raudo, hacia la Cruz. Salí detrás de él, sin pensármelo. La primera rampa, quizá la más dura, nos costó subirla sin bajarnos de la bici. El resto de comunitarios fueron quedando parados, seguir mi lento ritmo de subida está solo al alcance de pocos.

Subimos hasta la Cruz, disfrutando de esta maravillosa senda. Rota, llena de piedras y trampas, con cierta inclinación en algunos tramos. Solo apta para valientes, para rodillas jóvenes y para ciclistas experimentados. Subimos todos salvo uno, el más viejuno. Que hizo bien en quedarse porque de lo contrario sus rodillas hubieran quedado molidas.

Llegamos arriba exhaustos, con la lengua fuera y las pulsaciones a mil. Subir sin poner pie a tierra, sobre nuestras bicis, es todo un logo para los comunitarios ¡enhorabuena!. Nos echamos las fotos correspondientes. Grabamos los vídeos pertinentes. Admiramos el paisaje y lo retuvimos en nuestras retinas para el recuerdo. Los más atrevidos se adentraron en la Piedra de Cabeza de Perro, para echarse la foto más laureada de la mañana.

Bajamos y descendimos todo lo subido. Dando golpetazos a las ruedas, las horquillas, las muñecas, los codos, los hombros, los tobillos y las rodillas. Un descenso igual de divertido que el ascenso. Donde también hay que aplicar todas las técnicas de descenso MTB BTT BXM que conocemos y las nuevas por estar el terreno mojado.

Llegamos hasta el cruce y continuamos con la ruta por la izquierda, por lo que pensamos que sería una senda de bajada. Pero por sorpresa tenía cierta inclinación positiva. No quedaba otra que apretar los dientes y aguantar el tirón. Llegamos al camino y bajamos, ahora sí, hasta San José de la Vega. Despedimos al comunitario Jaime que es de la zona y se quedaría por allí. El resto emprendimos los 30 kilómetros que aún nos quedaban para llegar a casa.

Afortunadamente aguanté bien la subida de la Cruz del Miravete, incluso me animé bastante, seguramente por ser técnica y por ir bien alimentado. Se me olvidaron los pollos y sus picaduras. Pero ahora tocaba regresar y las piernas habían acumulado más de 1.000 metros de desnivel.

Buscamos la carretera más corta y fuimos callejeando hasta llegar a Murcia y coger la orilla del río Segura. Justo al llegar al puente Manterola vimos un comunitario al otro lado. Nos asomamos por arriba y era el comunitario Juan Antonio, que había salido a dar un paseo por la zona. Charlamos con él un rato y nos echamos unas fotos. Nos encanta hablar con él porque es un ejemplo de superación. Anda en constante recuperación de un problema serio de salud y se niega a abandonar la bici ¡bravo!.

Fuimos finalizando la ruta por el Malecón, a buen ritmo porque se hacía la hora de comer. Llegamos a Molina de Segura en una media hora. Todos los comunitarios aguantaron bien, quizá la comunitaria Patricia iba algo más cansada, sobre todo en el último repechón para llegar al Campus de Espinardo, pero era ya el final de la ruta. El resto solo unos 7 kilómetros de vía verde bajando.

Llegamos a Molina de Segura y dimos por finalizada esta estupenda ruta. Recorrimos zonas que en invierno y con muchas lluvias son muy bonitas. Todo verde, húmedo, oliendo a pino y a monte. Unos 70 kilómetros de ruta, con 1.300 metros de desnivel acumulado, en unas 5 horas y media de pura diversión.

De vuestro comunitario presidente Alonso.

• Ruta de ascensos y descensos técnicos post-pájara por Relojero y Bojal:

• Descarga del track GPX de la ruta MTB BTT BXM el Relojero y el Bojal Miravete.
• Fotos de la ruta MTB BTT BXM XCM por el Relojero y el Miravete:

• Track GPS de la ruta MTB BTT BXM XCM por el Relojero y el Miravete: