Estimados comunitarios, volvemos a los montes, a disfrutar de la naturaleza, del aire libre y de la libertad. Seguimos con las rutas de re-iniciación post-confinamiento. En ese caso iríamos a visitar el Coto Cuadros, siempre pedaleando sobre nuestras bicicletas de montaña, los comunitarios Alonsojpd, Patricia Carmona, Kronxito y MA. Entre las recaídas y el clima que aún hay de miedo e incertidumbre en el ambiente no acabamos de atrevernos a publicar las rutas en el foro «con gracia». Esperemos que pase pronto esta pesadilla y el miedo/odio/incertidumbre que está dejando en las personas en general.

Intentamos permanecer ajenos a este miedo y tratar de disfrutar de la libertad. La mejor manera es ir al monte con una bicicleta o a pie, no necesitando ni combustibles ni fuerzas motoras, únicamente nuestro cuerpo y, en el mejor de los casos, una bicicleta.

Preparamos todo como siempre antes de una ruta de ciclismo de montaña. Un buen desayuno, un poco de comida para la ruta, mucha agua, mochila o matrioska con todo lo necesario por si hay alguna cruda realidad. Nos equipamos bien: casco, guantes, equipación y gafas. Revisamos las bicicletas: presión de aire de las ruedas, frenos, horquilla, pedales, cubiertas y anclaje de las ruedas.

En este artículo indicamos algunos elementos y tareas que debemos realizar para mejorar nuestra seguridad en las rutas de ciclismo de montaña:

Iniciamos la ruta más o menos temprano, sobre las 8 y media, para evitar lo que nos pasó en la ruta de re-inicación anterior y que contamos y mostramos en esta otra crónica:

Fuimos pedaleando tranquilamente por carretera, saliendo de Molina de Segura (Murcia, España), hacia el carril bici de Molina a la Alcayna. Poco a poco empezamos a calentar los músculos. Al principio cuesta mucho, tanto salir como empezar a pedalear. Esos primeros 30 minutos, en los que te dan ganas de darte la vuelta y acostarte, son siempre complicados.

Tocamos tierra y cogimos la primera senda, camino Rambla de las Monjas, para pasar por la orilla de la Alcayna y empezar a subir, suavemente, hacia Senda Rápida y el Coto Cuadros. Paramos en la entrada a beber agua, a la sombra y a descansar un poco. El Coto Cuadros estaba abarrotado de ciclistas. En ese cruce donde paramos pasaron varios grupos. Algunos nos saludaron «Hola comunitarios…»… algo que siempre agradecemos enormemente.

Seguimos con la ruta, por camino, bordeando el Coto Cuadros. Hoy la idea era hacer caminos principalmente para intentar llegar al embalse de Santomera, lugar que aún no conocía la comunitaria MA. Hicimos la parada obligada en el Cabezo de las Pilas. Este peculiar enclave nos proporciona una sombra fresca para almorzar. Las paredes rectas, picadas antaño por el ser humano, para sacar piedras con las que hacían pilas donde lavar la ropa y rulos para el trigo. Esto nos da mucho juego para hacer unas grabaciones y unas cuantas fotos.

La siguiente parada sería el Embalse de Santomera. Bajamos hacia la carretera de Santomera. La cogimos a la derecha para ir a la senda de entrada al embalse. Entramos a la izquierda al sendero. Recorridos unos pocos cientos de metros hasta llegar al la parte alta del embalse, que tiene unas bonitas vistas. Esto volvió a brindarnos una buena oportunidad para parar, admirar el paisaje y las vistas y para echarnos unas fotos. También aprovechamos para grabar una cruda realidad, patrocinada por la comunitaria MA. El sillín de su bicicleta se le caía a trozos, literalmente.

Nos hicimos la foto de grupo, grabamos otra cruda realidad, en este caso patrocinada por mí. El soporte de la caña selfie se ha roto, tras cuatro años intacto. Su arreglo será sencillo, unas vueltas más de cinta aislante. Estuvimos barajando la posibilidad de volver por donde vinimos o bien de seguir bajando y darle la vuelta al embalse. Optamos por la segunda opción. La ruta se haría más larga pero también mucho más divertida.

Bajamos hacia el sendero que rodea el embalse y fuimos hacia la carretera de la presa. Una última parada de descanso y cogimos la carretera para ir de vuelta a casa. Aún nos quedaban unos 15 kilómetros de ruta y serían los más duros, tanto por el cansancio que se iba acumulando como por el calor, que empezaba a aumentar considerablemente.

Cogimos la parte baja del camino de las Perdices y los Conejos, o al menos el que enlaza con éste. Fuimos subiendo y a la comunitaria MA empezaban a sobrevolarle los pollos. Y cuando los pollos sobrevuelan no suele ser en balde. A los pocos kilómetros se paró al cobijo de la sombra de una olivera, para beber agua y descansar. Nos reveló que le había picado el pollo. Algo normal, siguen siendo sus primeras rutas y estábamos de vuelta con más de 400 metros de desnivel y unos 30 kilómetros.

Tras el descanso continuamos con la ruta. El problema del verano es que cuanto más nos retrasamos en la vuelta más calor hace. Por eso las paradas deben existir y son necesarias pero cortas de duración. Cruzamos la Alcayna y volvimos al sendero de los Olivos para regresar a casa por el carril bici.

Acabamos esta estupenda mañana de deporte, diversión, disfrute del aire libre y de la naturaleza y, ante todo, disfrute de la compañía. Realizamos unos 37 kilómetros con unos 450 metros de desnivel acumulado. Otra dura prueba, sobre todo por la climatología, para la comunitaria MA. Poco a poco se va haciendo cada vez más fuerte.

De vuestro comunitario presidente Alonso.

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