Veleta

Hola amigos de Comunidad Biker MTB, soy Alonsojpd y os relataré la hazaña que llevamos a cabo los comunitarios Alonsojpd, Paquito206 y Tonius en Granada, donde subimos al Veleta y bajamos por los senderos del Mulhacén y la Alpujarra.

Iniciamos esta aventura allá por el 5 de septiembre del año 2015, tomamos dirección Granada con nuestros coches y las bicicletas cargadas. Fuimos al pueblo de Otura, al camping Suspiro del Moro, donde dormimos al llegar y nos preparamos por la mañana para emprender el ascenso al Veleta en Sierra Nevada.

 Tras los preparativos, en una mañana un tanto fresca, salimos con nuestras bicicletas de montaña, inicialmente sin saber si quiera por dónde ir. Con una ligera idea del sentido a tomar pero sin saber muy bien por dónde subir al Veleta. Así que fuimos recorriendo pueblos cercanos a Granada y preguntando a los ciudadanos de la zona. Muchos de ellos nos decían con asombro que estábamos locos, que dónde íbamos tan lejos para subir al Veleta y demás comentarios.

Fuimos hacia Otura, luego hacia Dílar, por allí vimos que no íbamos bien así que tomamos camino de Gójar, Buenavista, La Zubia y Cájar. Seguimos preguntando a las personas de por allí y al final conseguimos llegar a Monachil, desde donde iniciamos el larguísimo ascenso hacia la estación de esquí de Pradollano en Sierra Nevada.

Al pasar Monachil nos encontramos con unas duras rampas por carretera y una subida interminable. Con 25km ya estábamos dándonos cuenta de que el ascenso al Veleta sería muy duro o casi imposible. Paramos por allí un rato a tomar unas barritas energéticas y disfrutar de las vistas y continuamos la ascensión.

Veleta

Empiezan los primeros problemas musculares, allá por el kilómetro 38, cuando ya llevábamos unos 10km de ascensión, tras coger la carretera nacional que sube a Pradollano. Nuestro comunitario Tonius sufre unos calambres en los isquiotibiales. Por allí aminoramos la marcha con la esperanza de su recuperación y, como podemos, llegamos a Pradollano. Ayudamos a Tonius a estirar los isquios, le hacemos unos estiramientos de los músculos y aprovechamos para comer. Con unos 45km y unos 20km de ascensión, aparcamos las bicicletas y nos comemos unas hamburguesas, siempre con la esperanza de que Tonius se recupere.

Terminamos de comer, nos montamos en la bicicleta y Tonius sigue con molestias musculares, por lo que, muy a nuestro pesar, decide volverse al camping y no seguir la ascensión. Nos despedimos y continuamos Paquito206 y yo en el intento de ascensión al pico del Veleta. Tomamos carretera para arriba y nos perdemos un par de veces bajando nuevamente a Pradollano, volvemos a subir intentando no perdernos pues ya empezábamos a ponernos algo nerviosos, dado que el pico del Veleta se veía siempre a la misma distancia, no se acercaba y el tiempo pasaba y las fuerzas se iban mermando…

Cogimos la carretera buena, subiendo y subiendo y subiendo, ya extenuados, el pico del Veleta se seguía viendo a lo lejos. Nos encontrábamos con ciclistas que bajaban y con ciclistas que subían y nos decían «¿será por aquí para ir al Veleta?» a lo que nosotros respondíamos «suponemos que sí pero no lo sabemos». Y seguíamos subiendo y el frío empezaba a hacer acto de presencia. Solo llevábamos una chaqueta y nada más de ropa de invierno, conforme subíamos el frío se hacía más intenso y también se incrementaba la sensación de cansancio.

En un acto de desesperación tomé lo que parecía un atajo, con el riesgo de perderme por la zona, vi una senda que parecía que iba al mismo sitio que la carretera y decidí, con cierto miedo, cogerla. Al final acerté pero no fue una buena solución, dado que tuve que subirla andando entera pues tenía guijarros y era poco ciclable, eso añadido a las ya pocas fuerzas hizo que tuviera que subirla andando. Por allí me vio Paquito206 que me fotografió y esperó a que llegara.

Veleta

Continuamos subiendo y por fin se acabó la carretera asfaltada, digo por fin pues al menos eso parece que suponía que ya estábamos cerca del pico del Veleta. Y así fue. Por allí veíamos a senderistas bajando, a algún que otro ciclista y a senderistas subiendo, prácticamente a nuestro ritmo. También nos encontramos con varios muchachos que iban subiendo en bicicleta. Incluso vimos alguna que otra cabra montesa.

Y el frío se incrementaba, ya con la chaqueta puesta, me costaba hablar en los vídeos, no era un frío normal, el tipo de la Región de Murcia al que estábamos acostumbrados, era un frío que se metía dentro del cuerpo. Además de ver unas nubes que subían hacia el pico con rapidez, una cosa extraña que solo se da en alta montaña «nubes que suben por una ladera hacia el pico». Todo ello daba cierto respeto e incluso algo de miedo. Solo nos quitaba el miedo y nos animaba a seguir nuestra ascensión el que ya veíamos el pico del Veleta cerca y mucha gente por allí.

Y llegamos, los últimos metros andando pues eran poco ciclables pero llegamos, por fin, 65km con unos 44km de ascensión constante, con casi 5.000 metros de desnivel acumulado positivo, con unas 7 horas de bicicleta… coronamos el Veleta en Sierra Nevada, totalmente exhaustos y helados pero felices por el logro. Nos echamos las fotos pertinentes y grabamos los vídeos correspondientes, aunque el habla apenas nos salía.

Veleta

Pero ahí no había acabado la hazaña, no nos conformamos con eso y decidimos ir hacia el Mulhacén. He de remarcar que desde el kilómetro cero de la ruta íbamos prácticamente a ciegas, sin una ruta preestablecida, preguntando y guiándonos por nuestro sentido común y sentido de la orientación. Allí en el Veleta, tras hablar con Paquito206, llegamos a la conclusión de que bajar por el mismo sitio que habíamos subido era un poco «triste» y una pena no ir hacia el Mulhacén. Mientras veíamos la forma de ir hacia el Mulhacén oímos que un grupo de ciclistas iban para aquella zona pues venían de Capileira, lugar desde el que nuestros comunitarios Laura y José Álvaro habían subido al Veleta unas semanas atrás. Por lo tanto hablamos con ellos y les pedimos si podríamos acompañarlos. Gustosos aceptaron y nos unimos al grupo dirección el sendero del Mulhacén.

Y aquí empezó lo bonito de la ruta, el descenso por la Alpujarra. Unos senderos impresionantes, con el paisaje típico de la alta montaña, algo parecido al paisaje lunar, con lagos al fondo, dejando atrás el Veleta y viendo el Mulhacén a la izquierda. Senderos con piedras afiladas donde había que llevar cuidado de no reventar una cubierta, algo que habría sido fatídico, dado que allí estábamos en tierra de nadie y habríamos tenido que regresar andando al pueblo más cercano, Capileira, que estaba a unos 30km. Vimos que ya por tiempo no íbamos a poder coronar el Mulhacén, una pena, pero hubiera sido totalmente imposible, así que continuamos el descenso de los senderos de la zona. Despedimos al grupo de ciclistas y continuamos bajando.

Por allí nos encontramos con cabras montesas y paisajes de alta montaña espectaculares. El frío seguía en nuestro interior, a mí me costaba horrores darle al pulsador de la GoPro, algo tan sencillo y con las manos congeladas casi imposible. Hablar casi tampoco podía, me notaba los labios entumecidos. Curiosamente, incluso ya abajo con buena temperatura, seguía teniendo el frío en el cuerpo y seguía tiritando.

Veleta

Tras dejar al grupo de ciclistas que nos guió muy amablemente, unos kilómetros después, la naturaleza nos brindó un precioso regalo. A lo lejos vimos unos caballos salvajes por el camino, fuimos a su encuentro. Puse la GoPro a grabar y nos acercamos a ellos un poco con las bicicletas. Los caballos aminoraron la marcha y, de repente, pararon, nosotros también. Era un grupo de unos 15 caballos. Y aquí nos asustamos un poco pues no solo se detuvieron si no que se dieron la vuelta y empezaron a caminar hacia nosotros. Caballos grandes y salvajes, preciosos pero, en su medio y sin entender de estos magníficos animales, desprendían respeto y miedo. Vimos que tomaban un pequeño sendero hacia un valle justo a unos pocos metros de donde nosotros estábamos y esto nos tranquilizó. Pero, de imprevisto, dos o tres de los más grandes no tomaron el sendero y siguieron por nuestro camino en nuestra dirección, 5 metros, 3 metros 1 metro… miedo, Paquito206 se puso detrás de mí y yo detrás de la bici, pensando que me esta me podría proteger… medio metro, 10 centímetros… dos o tres caballos empezaron a rodearnos y el miedo se apoderó de nosotros. Uno de ellos oliéndonos incluso y oliendo la bici. Intenté luchar contra el miedo pensando que un caballo no podría hacernos daño y conseguí acariciarlo un poco. Al final nos salvó un autobús que subía por el camino y empezó a pitarles. Los caballos tomaron el sendero y nosotros, tras pasársenos el miedo, nos entró la risa y continuamos la ruta.

Y bajamos y bajamos y bajamos, sendas y caminos interminables, hasta llegar a una carretera. Como siempre a ciegas, esperando ir por el buen camino, seguimos la carretera y llegamos a Capileira, tras unos 35km de descenso que aunque no cansa como el ascenso también tiene lo suyo. Y con el cansancio acumulado de ya casi 100km en las piernas. Paramos por allí a llenar las mochilas de agua pues también íbamos escasos y escasos de comida. Nos faltaba de todo: agua, comida y fuerzas y estábamos no sabíamos muy bien a cuánto de nuestro camping. Pues estábamos dando la vuelta a toda Sierra Nevada completa.

Continuamos por los pueblos de Bubión, Pampaneira, Carataunas, Bayacas, Órgiva, Las Barreras. Sube y baja continuos, por carretera. El atardecer pasó y con él se acercó la noche y seguíamos rodando, 5.000 metros de desnivel acumulado, 110km, llegaron los calambres, tuvimos que parar a estirar un poco. Nos comimos la última barrita y continuamos rodando.

Y seguimos hasta llegar a Lanjarón, pueblo que cruzamos ya de noche y que nos sonaba que no estaba muy lejos de nuestro camping de Suspiro del Moro en Otura. Esto nos animó un poco pero la noche nos desanimó también. Aún así continuamos, pasando por Tablate y con 134km, a la altura de Peloteos llegamos al fin de la carretera por la que íbamos, que entraba en la autovía. Tiramos de mapa del móvil para ver la forma de continuar pues estábamos a unos 20km de dar la vuelta completa a Sierra Nevada subiendo al Veleta y bajando por la Alpujarra. En plena noche ya, con 13 horas de ruta y 134km y sin tener claro cómo continuar decididos llamar a nuestro comunitario Tonius para que viniera a recogernos y dimos por finalizada la hazaña.

Una ruta durísima, sin duda la más dura que hemos realizado, con 13 horas de ruta, 134km, 5.000 metros de desnivel acumulado, con frío, sed, hambre, dolores musculares, miedo, etc. Pero aún así una ruta espectacular y maravillosa, digna de repetirse ahora que la conocemos.