Hola amigos de Comunidad Biker, soy la comunitaria Yolanda y os quiero escribir esta carta para relataros una experiencia que viví hace unos meses: mi retiro espiritual en casa. No todo es bici, no todo es deporte, no todo es trabajo, no todo es ocio, también hay otras cosas que nos pueden hacer mucho bien y por ello lo quiero compartir con vosotros.

El retiro espiritual lo hice porque durante un tiempo noté que sentía que me faltaba algo, faltaba algo en mí. Llevo mucho estrés en el trabajo, algo que seguro que a muchos de vosotros también os pasa. Vamos acelerados, con presiones excesivas, con plazos y fechas, todo muy rápido, con esa sensación de que no se termina nada y de que nada se hace correctamente, con templanza, con tranquilidad, sosiego y como dicen “despacico y buena letra”. Al contrario, en esta sociedad parece que vamos al revés del mundo, de lo natural y lo que es saludable. Y yo no soy menos, también he caído en esta “trampa” y no podía más, me sentía vacía.

Siento que debo hacer algo con mi vida, sé que puedo hacer mucho y aportar mucho a la gente que lo necesita, pero no si estoy estresada, eso hace que no sea yo misma. Así que cerré los ojos, puse el dedo en el calendario y el día que salió lo tomé como mi día espiritual, para el retiro, dedicándomelo a mí misma completamente, para meditar sobre toda mi vida.

Sé que todo lo que nos pasa en la vida es por algo, en tu pasado has hecho algo mal o las circunstancias te han obligado a actuar de forma no adecuada e incluso a veces involuntariamente. El Universo te lo devuelve tarde o temprano. A esto se le llama Ley de Atracción (lo que das recibes). Esta es la forma de aprender, porque sé que esta vida es un aprendizaje continuo.

Ahora paso a contaros el día completo de mi retiro espiritual, que empieza cuando me levanto a las 7 de la mañana, me lavo la cara y me siento en la alfombra a hacer unos estiramientos. A la vez medito y canto un mantra que me encanta: Tara blanca. Muchos no sabréis lo que es un mantra, os lo explicaré al final de mi carta.

Om Tare Tuttare
Ture Mama
Ayur Gyana
Puñe Pusthim
Kuru Soha.

Om Tare Tuttare
Ture Mama
Ayur Gyana
Puñe Pusthim
Kuru Soha…

Desayuné algo sano y ligero, hoy no quería tener pesadez de ningún tipo, ni psicológica ni física. Me puse a colorear mandalas, es algo muy divertido, relajante y ayuda a seguir con la meditación. También os explicaré lo que es un “mandala” para los que no lo sepáis al final de mi carta.

Cuando fui a hacerme la comida cociné con mucho amor, con cariño, con tranquilidad, sin cronómetros, sin relojes, sin horario. Todo lo hacía de forma muy consciente, no de forma mecánica, sabiendo y pensando lo que hacer y cómo hacerlo, con calma, con paz. Cortaba la verdura plenamente consciente de la acción en sí. Todo hecho luego a fuego lento. He de reconocer que me salió riquísima.

Por la tarde me fui a la playa, con la suerte de tenerla cerca, fue como cuando era pequeña, saltando en las olas, mirando cada piedra, disfrutando de sus formas y colores, lisas por la erosión de siglos de agua acariciándolas, muy bonitas… Por supuesto cogí algunas y me las llevé a casa.

Cuando terminé mi paseo, me metí entre dos montículos de arena de la playa a sentarme tranquilamente y seguir meditando, pensando en todo lo que he hecho mal y en todo lo que he hecho bien, sopesando, viendo lo que podía cambiar para mejorar a corto, medio y largo plazo. Fue un momento muy bonito, sin interrupciones, sin contaminaciones externas, sin ruidos, sin prisas, sólo yo, mi pensamiento y las abejas que revoloteaban por mi alrededor. Veía como se paraban en las flores a recoger su regalo, el néctar, a cambio, las abejas cogen también el polen y ayudan a reproducirse a las flores. Tenía delante de mí un ejemplo de lo que os comentaba al principio: lo que das recibes.

Llegué de vuelta a mi casa y cogí unas acuarelas. Me puse a pintar y hacerles algunos dibujos a las piedras, aprovechando que eran lisas, para tocarlas y sentirlas. También escribí en ellas algunos mensajes de amor. En varios días las volveré a dejar por la playa o bien en la montaña, para que la gente las encuentre.

Después me puse a hacer la cena como durante todo el día, sin mirar el reloj, con el móvil apagado, sin ver la tele, sólo yo y lo que el cuerpo y la mente me iban pidiendo. Ahora sentía que necesitaba cenar, así que me puse a ello. Al igual que el desayuno y la comida, todo con amor, con conciencia, con tranquilidad. Hice una pizza casera de patatas con verduras. Totalmente consciente de cómo pelaba y cortaba las verduras, incluso dándoles las gracias por ofrecerse como nuestro alimento.

Cené relajada, muy despacio, masticando muchas veces para digerirla bien, al igual que la comida. Y al igual que todo lo que hice durante el día, de forma muy consciente, sin distracciones como la tele o el móvil, comiendo y cenando en silencio, pensando en lo que estaba haciendo. En el retiro espiritual que hice en Alicante nos enseñaron la forma correcta de comer, para que nos sentara bien al digerirlo. Así que intenté aplicar estos conocimientos que son básicamente los que os he contado.

Cuando terminé de cenar hice unos estiramientos de yoga, para ayudar a hacer la digestión. Luego me metí en la cama y seguí meditando, pero esta vez en de todo lo que hice durante el día. El tiempo pasa volando cuando te dedicas un día por y para ti, sin teléfono, sin móvil, sin tele, sin distracciones, solo tú.

Pensé en todo lo que tengo a mi alrededor y son eso, cosas y situaciones. Hay que saber cómo canalizar las situaciones que se te presentan en la vida y no preocuparte por ello, porque al hacerlo lo único que te proporciona es enfermedad. Y lo peor es que sucede poco a poco, sin que te des cuenta, hasta que lo notas porque no puedes más.

Deberíamos (y yo me incluyo por supuesto) querernos y amarnos a nosotros mismos totalmente y así nada ni nadie podrá hacernos daño jamás. Para poder amar y querer a los demás primero hemos de querernos y amarnos a nosotros mismos.

Os escribo esta carta con cariño, semanas después, tras ver el bien que me hizo ese día, que recordaré con mucho cariño. Os la escribo por si os os puede servir de ayuda, si estáis en una situación similar a la que estaba y queréis probar esta experiencia.

Lo más importante es hacerlo todo con tranquilidad, con mucha conciencia de lo que nuestras accones, sin relojes, sin móviles, sin televisiones, sin radios, sin tocar dinero, sin prisa, sin ruidos, sin agobios… justo todo lo contrario al día a día habitual.

Sin duda a mí me sirvió mucho, una experiencia que volveré a repetir muy pronto y, esta vez, de dos días. Os contaré cómo me ha ido.

Sin más me despido de vosotros con mucho amor y cariño, no sin antes dejaros con alguna definición de lo que es un mantra y el mandala:

Mantra

El origen etimológico del término que ahora vamos a analizar. Así, podemos establecer que mantra emana del sánscrito y es fruto de la suma de dos elementos: el vocablo mans, que puede definirse como “mente”, y tra, que es sinónimo de “liberación”.

Un mantra es una palabra sánscrita que se refiere a sonidos (sílabas, palabras, fonemas o grupos de palabras) que, según algunas creencias, tienen algún poder psicológico o espiritual. Los mantras pueden tener o no significado literal o sintáctico.

Se utiliza ante todo para designar las fórmulas en verso y en prosa que se pronuncian durante las ceremonias litúrgicas; esto no debe sorprender, si se considera que precisamente es en los rituales donde los gestos, palabras y pensamientos adquieren su máxima eficacia.

En el budismo tibetano, se considera que cada mantra corresponde a un cierto aspecto de la iluminación. Se recita para identificarse con ese aspecto de la mente iluminada.

Mandala

Los mandalas son representaciones simbólicas espirituales y rituales del macrocosmos y el microcosmos, utilizadas en el budismo y el hinduismo. Mandala es un término de origen sánscrito. Estructuralmente, el espacio sagrado (el centro del universo y soporte de concentración) es representado como un círculo inscrito dentro de una forma cuadrangular. En la práctica, los yantras hinduistas son lineales, mientras que los mandalas budistas son bastante figurativos. A partir de los ejes cardinales se suelen sectorizar las partes o regiones internas del círculo-mandala.

De vuestra comunitaria Yolanda.