Preciosa mañana la de aquel 11 de Mayo de 2014, eran las 08:00h  y me reúno con mis compañeros, Chon y Lastre para realizar una bonita ruta hacia Mula, por la vía verde del noroeste.

Todo era bonito, bello y divertido, íbamos rodando por nuestra vía verde, dejando atrás bonitas localidades como Molina de Segura, Alguazas, Los Rodeos, Campos del Río….

Era el momento de parar a descansar, pues llevábamos a Lastre y en aquella época, llamarle Lastre era piropearle, pues carecía de fondo físico y era poseedor de varios kilos de grasa, que el tiempo y el esfuerzo, los esfumó.

Qué mejor sitio para descansar, que en «Baños de Mula». Nos hicimos unas fotos, contamos cuatro chistes y decidimos emprender rumbo a nuestro hogar.

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El Regreso estaba siendo bastante bueno, pues íbamos a un ritmo propio de ciclistas de carretera, probablemente  eso fue lo que convirtió una bonita mañana de Mayo, en una pesadilla que no tenía fin.

Según íbamos llegando al municipio de Alguazas, noté un ligero mareo y sensación de debilidad, pero no le di mayor importancia hasta que mi visión, era cada vez más borrosa y confusa, entonces fue cuando avisé a mis compañeros y decidimos parar a descansar. Llega el turno de la primera pájara del día.  Me senté a beber agua debajo de un árbol cuya sombra era maravillosa y entonces fue cuando mi compañero Lastre se vino arriba y empezó a reírse de mi situación, haciendo fotos, que en tan solo 30 segundos, ya circulaban por Facebook.

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Una vez descansado unos minutos debajo de aquel árbol de sombra maravillosa, reanudamos la marcha, dejando atrás Alguazas y Molina de Segura, para  adentrarnos en la vía  de la mota del río, que nos conduciría a nuestro querido y ansiado hogar.

Dejamos a un lado la bonita Contraparada y mis fuerzas eran bastante escasas, aunque me permitían seguir rodando para llegar a casa. Pese a la desagradable situación, una ilusión recorre mi ser, pues tan solo estaba a 3 km de mi hogar, dulce hogar.  Estábamos llegando al paraje del Agua Salá, concretamente en la zona recreativa y entonces, llegaron los mareos y como no, la visión borrosa y confusa. Señoras y Señores!, Con todos ustedes, La Segunda Pájara del día!

Volvimos a parar y mi compañero Chon, muy amablemente me regaló una barrita energética de Hero Muesly (sabor chocolate y coco). Me recuperé muy rápido, pues es un producto de gran calidad y categoría, pero solo faltaron 300 metros más, para encontrarme con ella, La Tercera Pájara del día con su respectivo desfallecimiento y visión borrosa y confusa. Volvimos a parar.

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Una vez ejecutado el protocolo de descanso y reposición, efectuamos la marcha y solo me separaba 1 km de mi hogar, dulce hogar. Me sentía muerto, estaba sin fuerzas, incluso miraba para abajo pues dudaba si estaba pedaleando, pero no me importaba, yo era feliz, pues ya estaba viendo mi casa a unos 200 metros de mi borrosa y dudosa visión. Vamos Juan! Ya estás en casa! Todo ha pasado!

Me sentía muerto en vida, pero no me importaba, ya he entrado en el edificio donde vivo, pero no entré sólo, ¿Sabéis quien me acompañaba? Señoras y Señores! Con todos ustedes, La Cuarta Pájara del día!

Aquella cuarta y última pájara del día, quizá fue la más fuerte e intensa, pues apenas pude apretar el botón del ascensor, pero ni siquiera pude introducirme en él, me quedé tirado en las escaleras, sin fuerzas para levantarme, ni llamar a nadie.

A los 15 minutos de estar tirado en las escaleras, pude ponerme en pie como buenamente pude, subí a casa, bebí y comí algo y me acosté en el sofá, pues mi cuerpo y mente, no daban para más.

Fue un día  muy duro que nunca olvidaré y siempre estarán mis compañeros, para recordármelo.