Hola queridos comunitarios, una tarde más, un día más, acabamos nuestros quehaceres laborales, comemos, en un jueves cualquiera, día 25 de mayo del año 2017, nos aventuramos a coger las bicicletas de montaña y salir en ruta los comunitarios Alonso, Paquito206 y Kronxito. En una salida que nace fruto de la más pura improvisación, el comunitario @Paquito206 dice «saldré por Fortuna», el comunitario @Kronxito dice «bufff yo salí esta mañana…» y el comunitario @Alonsojpd dice «Hay que descansar…». De todas estas conversaciones acabó naciendo la ruta de hoy, sin hora de salida determinada, sin premeditación y sin rumbo establecido, al más puro estilo comunitario: «Ven para acá, nosotros salimos para allá y ya nos encontraremos en algún lugar si se da el caso…».

Y se dio, salimos desde la sede de la Comunidad en Molina de Segura y nos encontramos con Paquito206 no recuerdo muy bien dónde, a medio camino entre Molina de Segura y Rambla Salada. Decidimos ir por el Tomillar hacia el Fenazar, rodando por camino a buen ritmo, calentando las piernas en los primeros kilómetros, levantando un poco de polvo. Cabe destacar que los caminos murcianos, por desgracia, se están secando y vuelven a su normalidad.

Llegamos al Fenazar y decidimos ir hacia la sierra de la Espada, decisión tomada unos metros antes de cruzar la carretera general Fenazar – Fortuna. Nos dirigimos con nuestras bicicletas de montaña hacia el pueblo y tomamos la carretera Rellano – Hurona, girando a la izquierda para ir por la carretera secundaria de La Espada hasta girar luego hacia las plantaciones de frutales y el camino de la sierra de la Espada.

Nos adentramos en este camino, seguimos yendo a buen ritmo salvo una pequeña parada para coger un par de albaricoques, de esos que quedan olvidados en el árbol tras la recolección. Para mi gusto estaban demasiado blandurrios y excesivamente dulzones, así que con uno tuve bastante. Al comunitario Kronxito parece que le gustaron, se comió entre dos y cuatro.

Tomamos un camino por el que nunca habíamos pasado, con una cuesta buena que nos sirvió para calentar definitivamente las piernas. Volvimos al camino habitual y seguimos nuestro ascenso por las faldas de la sierra de la Espada. Un bonito paraje natural en Molina de Segura, que alguna vez hemos visitado haciendo ciclismo y senderismo.

Llegamos a lo más alto y antes de volver a la carretera de la Hurona giramos para coger un camino poco transitado y luego hacer el descenso a la Rambla del Chorro. Y así, sin más, en el cartel indicativo del camino al Rellano, nos miramos y dijimos «¿Y por qué no subimos por la rambla a ver si es ciclable?». No hubo respuesta negativa por lo que tomamos la rambla en ascenso.

Parte de esta rambla la hemos hecho alguna vez desde el Rellano hasta la Hurona, ahora estábamos un poco más abajo y no sabíamos si era ciclable. Esta tarde era el momento perfecto para averiguarlo, los comunitarios asistentes somos carne de perro y no nos asustarían unos kilómetros de cañas, gravilla, piedras y otros obstáculos que la naturaleza tuviera a bien ofrecernos.

Y nos sorprendimos, vaya que si nos sorprendimos, un sendero sobre el lecho de la rambla perfectamente ciclable, con algunos metros de gravilla, donde las ruedan derrapaban. Y lo agradecimos, era divertido, nada peligroso y no hizo más que poner más emoción a la ruta. Y estos tramos de piedras pequeñas sueltas, movidas por la corriente de las aguas torrenciales, eran cortos y ciclables. Nos encontramos también con algún pequeño escalón, con alguna piedra, puesta en medio del sendero por la fuerza del agua. Todo fue bienvenido y aún así seguimos sorprendiéndonos de la ciclabilidad del terreno.

Pasamos a la altura de la Hurona, rodamos por debajo del puente de la carretera y seguimos subiendo. Nos encontramos con tramos que tenían cañas pero sólo había que agacharse para sortearlas. Nos encontramos con tramos de agua pero era la justa para divertirnos y escasa para mojarnos y llenarnos de barro. Discurría un fino hilo de agua que sólo nos mojó las ruedas.

Admirados por el paisaje de nuestro alrededor, con columnas de piedra, con cortados casi perfectos por la erosión del agua durante millones de años. Vimos yesos flexibles y elásticos del triásico (así rezaba un cartel informativo), vimos algunos árboles con el tronco raspado, hecho producido por el restregar del lomo de los jabalíes, como contaría el comunitario Paquito206 en el vídeo de la ruta y como representaría el comunitario Kronxito, que por un momento se quitó el traje de ciclista y se puso la piel de jabalí, tratando de imitarlos. Si bien, como podréis ver en el vídeo, él se empeñaba en rascar la pierna sobre el tronco del árbol, le dijimos que los jabalíes normalmente se rascan el lomo y ahí quedó la cosa.

Seguimos subiendo, una pendiente muy suave que permitía seguir disfrutando del lugar sin tener que realizar mucho esfuerzo. Antes de la representación del jabalí que se rasca en el tronco del árbol, de la mano de Kronxito (o de la pierna), íbamos a salir de la rambla hacia la izquierda, a la altura del Rellano, en dirección la Sierra de Lúgar, pero finalmente, en el último segundo, decidimos seguir por la senda del lecho de la Rambla del Chorro para ver hasta dónde era ciclable.

Y seguimos sorprendiéndonos, en un lugar que está a no más de 2 km del pueblo que me vio nacer, donde pasé casi 30 años y nunca había andado por allí. Se sorprendieron los comunitarios y me sorprendí yo de este hecho, un paraje espectacular, con gargantas y cortados, con vegetación y algo de agua, con animales haciendo sus sonidos típicos y no lo había andado nunca…

Pero siempre hay una primera vez y como reza el refrán:

Más vale tarde que nunca.

Seguimos rodando y subiendo por este sendero, vuelvo a repetir: 99,7% ciclable. De cuando en cuando parábamos por el simple hecho de mirar a un lado y al otro y admirar las caprichosas formas que produce el agua al pasar miles de millones de veces por el mismo sitio. A la memoria me venían pensamientos como «¿Cuánta agua habría pasado por allí para excavar esos 20 ó 30 metros de gargantas hasta llegar al lecho por donde circulábamos?».

Pero todo lo bueno se acaba, como lo malo, tarde o temprano. Una última sorpresa en forma de sendero sobre piedras, el comunitario Kronxito intentó subir sin poner pie al suelo, pero aún le falta fuerza en las piernas, casi lo logra. Al menos lo intentó, como siempre digo, lo importante es intentarlo una y otra vez, hasta conseguirlo.

Llegamos a una última subida y nos encontramos con la carretera de las Casicas al Rellano. Todos dijimos al unísono «Con la de veces que hemos bajado por la carretera y sin saber que existía esta senda». Se nos quedó una buena sensación porque es bonito saber que no lo conocemos todo y, de cuando en cuando, llevarnos alguna grata sorpresa como esta.

Tomamos la carretera subiendo hacia el Rellano. Paramos en casa de mis padres a ver si estaban para saludarlos. Luego continuamos hacia casa de mis sobrinos, que nos dieron agua y alguna bebida más. Sin demorarnos mucho pues no llevábamos luces continuamos hacia La Hurona y de allí al Fenazar.

Despedimos al comunitario Paquito206 que regresaría a Rambla Salada, nosotros nos dirigimos hacia el «empalme de Archena», no sin antes sufrir un pequeño ataque de hormigas voladoras, las había a decenas y se nos pegaban en los brazos y nos entraban por los orificios de refrigeración de los cascos. Pero no son peligrosas, no pican, así que ellas mismas fueron saliendo por donde entraron.

Llegamos a Molina de Segura con la luz muy justa, haciendo unos 60 km y unos 600 metros de desnivel acumulado. En una ruta-aventura de las que hacía algún tiempo que no teníamos en la Comunidad, disfrutando de todo, observando, escuchando y memorizando algunos lugares y algunos sonidos y disfrutando, por supuesto, de la compañía de estos dos comunitarios locos.

De vuestro comunitario Presidente Alonso.

  • Fotos de la ruta MTB: