Hola amigos de Comunidad Biker MTB, os habla el comunitario presidente Alonso, os relataré de la forma más detallada posible las anéctodas y vivencias de la pimera Ruta MTB Mortal de Comunidad Biker MTB 1.0.. Esta ruta nace de la idea del comunitario Alino de hacer 6 picos en un día, obviamente algo imposible dada la dificultad y kilómetros. Así que el comunitario presidente y vicepresidente idearon esta primera Mortal comunitaria reduciendo los picos a coronar y haciéndola algo relativamente posible.

Iniciamos La Mortal de Comunidad Biker MTB 1.0 los comunitarios Alonsojpd, Paquito206 y Juan Antonio Dólera en el día de la Región de Murcia, jueves día 10 de junio del año 2016. Con la idea inicial de coronar el Pico de la Pila, Los Almeces de Ricote y las Antenas del Relojero, con unos 200km y unos 5.000 metros de desnivel acumulado positivo. Esta es La Mortal comunitaria completa, aunque luego se verá que elegimos un mal día en cuanto a climatología para realizarla completa. El comunitario Luis se apuntó inicialmente pero decidió irse con el otro grupo de comunitarios que realizaron una ruta menos mortal hacia el Relojero (Clemente, Patricia Carmona, nuevo comunitario Jesús, Jose Matías, Matías, Juan francisco, Kronxito, etc.).

El camino a seguir en La Mortal comunitaria lo teníamos trazado en la mente, dado que es un recorrido que, a partes, hemos hecho varias vaces, conocemos la subida al Pico de la Pila, conocemos bien la subida a Los Almeces de Ricote y conocemos también bien la subida a las antenas del Relojero, así que solo quedaba hacerlas en un día e ir de una a la otra en bicicleta y por el camino más largo, y digo bien «más largo», con la idea de recorrer parte de la Región en el día de la Región de Murcia ¡¡qué mejor forma de celebrar esta fiesta!! Aún así el comunitario Paquito206 trazó parte de la ruta en Google Maps para hacernos una idea más exacta de los kilómetros que nos saldrían, unos 200km.

Los preparativos iniciales fueron algo diferentes a los de una ruta normal, dado que sabíamos que íbamos a estar unas 11 horas montados en la bicicleta, así que la noche antes nos alimentamos bien cenando pasta y por la mañana también desayunamos bien (a las 5:39), un buen bocadillo de jamón y tomate, bebida de avena y arroz, plátanos y demás. Para el camino también nos preparamos llevándonos plátanos, barritas, frutos secos e incluso un tupper de macarrones. Todo preparado, dos baterías, dos tarjetas SD, agua y la comida metida a presión en las mochilas, así que iniciamos La Mortal a las 07:03 de la mañana.

Fuimos rodando por carretera, calentando y charlando, saliendo de la sede, desde Molina de Segura y pasando por Los Conejos, La Quinta, La Alcayna, Rambla Salada y Fortuna. Tras pasar Fortuna iniciamos ya el primer ascenso de la mañana, subiendo el Cortao de las Peñas, Las Casicas y desviándonos por La Churleta entre Las Casicas, La Garapacha y Fuente Blanca. Allí nos encontramos con las primeras rampas duras de subida, saliendo a Fuente Blanca y afrontando el ascenso de Puerto Frío en La Sierra de la Pila.

A partir de aquí empezamos a darnos cuenta de que La Mortal se convertiría en un auténtico calvario dado que a las 10 de la mañana ya hacía un calor sofocante. Coronamos Puerto Frío y giramos al a izquierda por la el camino forestal de La Sierra de la Pila, así fuimos siempre en subida constante desde el Cortao de las Peñas, salvo un pequeño tramo que afrontaríamos a continuación de bajada por esta pista, el resto todo subida, no exigente pero siempre hacia arriba. Y así llegamos al cruce que sube al Pico de la Pila, la parte asfaltada de casi 3km y rampas durísimas. Sin pensárnoslo mucho tomamos la carretera dirección los Pozos de la Nieve. En el primer kilómetro de ascensión el comunitario Juan Antonio, que no conocía esta subida, ya se iba dando cuenta de su dureza. Sobre todo dos tramos al pasar los Pozos de la Nieve y otro tramo justo antes de la llegada a la bola.

El sol y el calor de Murcia no perdonan y a las 10:31 de la mañana ya estábamos sudando bastante y empezando a notar la quemadura del sol en nuestra piel y, lo que es mucho peor, el aire un poco caliente. Aún así llegamos y coronamos el Pico de la Pila o como también se le conoce «La Bola de la Pila» con 1.265 metros. Por allí ya acumulábamos unos 40km con unos 1.400 metros de desnivel positivo, con una subida casi constante (con la excepción de algunos tramos de llano y bajada de unos 20km. Paramos un rato a respirar, a descansar, a echarnos unas fotos, a grabar unos vídeos y a almorzar. Pero esto último no pudimos hacerlo dado que los mosquitos e insectos en general, algunos de especies desconocidas para nosotros, nos invadían los bocadillos y el cuerpo. Así que tomamos la decisión de bajar y almorzar en el mojón de las cuatro caras.

Afrontamos el descenso del Pico de la Pila, con cuidado y despacio dado que la carretera asfaltada está llena de gravilla y es muy peligrosa. Una bajada inclinada con unas vistas espectaculares. Desde el pico puede verse parte de la Región de Murcia, es una subida que siempre nos cuesta afrontar por su dureza pero, una vez arriba, disfrutamos con las vistas. Continuamos con la bajada, llegamos al cruce del camino y giramos a la izquierda. Vamos bajando y llaneando por la pista forestal hasta llegar al Mojón de las Cuatro Caras. Allí nos detenemos para almorzar y comernos los bocadillos de jamón y algunas barritas, a la sombra de un pino. Grabamos un vídeo sobre las hormigas, un insecto increíblemente eficaz, segundos después de empezar a comernos los bocadillos ya las teníamos allí al lado recogiendo las migajas que se nos iban cayendo, muy curioso el mundo natural, la naturaleza, los animales.

Continuamos con La Mortal, algo animados tras haber afrontado con éxito el ascenso más duro y sabiendo que ahora tendríamos unos kilómetros de bajada donde retomar fuerzas y soltar piernas. Fuimos rodando por la pista forestal de la Sierra de la Pila, pasando por San Joy y llegando a la carretera unos cuántos kilómetros de bajada después (unos 14km). Cogimos dirección La Estación de Blanca a la derecha y empezamos a coger ritmo por carretera, pasando por La Casa Serrano, La Casa Castillo y el Moaire y llegando al cruce de La Estación de Blanca y La Hoya del Campo. Allí decidimos ir hacia la Hoya del Campo para alargar un poco más La Mortal (por si nos iban a faltar kilómetros). En este punto el comunitario Juan Antonio, que está saliendo poco en bici últimamente decidió dar por finalizada su participación en La Mortal y tomó rumbo a Molina de Segura. El resto de comunitarios, «los salvajes», Alonso y Paquito, continuaron con La Mortal.

Llegamos a la gasolinera de la Hoya del Campo y paramos a repostar, cogimos agua y Aquiarius y continuamos la ruta. Aunque unos kilómetros más adelante nos dimos cuenta de nuestro primer y grave error (aprendiendo para la futura Motal 2.0): debimos echarnos cubitos de hielo en la mochila y en los bidones y debimos llenarlos bien. Nos confiamos en exceso con el tema de los recursos hídricos y bien que lo pagamos luego.

Pasamos por La Hoya del Campo y tomamos la carretera dirección a Abarán, llegamos a este pueblo, el pueblo de mis sobrinos Nicolás y José María. Lo cruzamos por su parte izquierda y fuimos dirección «Aguas allá», saliendo de Abarán por la carretera vieja y subiendo un repecho importante. Así llegamos a Blanca y la pasamos por la orilla derecha del río (bajando). Justo al pasar Blanca tomamos una carretera que hay a la derecha y allí nos sobrevino el infierno.

Un par de rampas durísimas de carretera, con un sol abrasador, sin nada de viento, el vapor y sopor que emanaba el asfalto hacía irrespirable el ambiente. Tremendamente duro ese kilómetro de ascensión y todavía no habíamos llegado ni siquiera a la pista forestal de Los Almeces. Por allí nos entraron las primeras dudas, el agua caliente, echa caldo, aún así y puesto que no había otra cosa mejor agua caliente que nada. Conseguimos subir estas dos rampas y tomamos dirección Ricote (a la izquierda en el cruce). Un kilómetro después levanto la vista y veo de frente a dos comunitarios que venían por la carretera de Ricote, no podía creérmelo, por momentos me parecía que era Félix nuestro querido comunitario del Club Ciclista Fortuna, Paquito pensaba que eran José Francisco y Cristóbal pues iban con bici de carretera, ya cuando los teníamos cerca vimos que eran el comunitario Alino y la comunitaria María ¡¡¡vaya sorpresa má agradable!! ¡¡qué casualidad más grande!! quien nos conoce se podrá hacer una idea, María y Alino salen con nosotros últimamente una vez cada 2 meses y cuesta que podamos coincidir. Y vamos y nos encontramos en un día cualquiera en el sitio más recóndito imaginable, sencillamente increíble.

Paramos una media hora a charlar con los comunitario María y Alino, hacía tiempo que no nos veíamos y aprovechamos la ocasión para ponernos al día de algunos temas. De paso nos echamos unas fotos y, por supuesto, grabamos un vídeo del encuentro. Ellos iban con la bicicleta de carretera, les comentamos que estábamos haciendo La Mortal y Alino nos recordó que esta ruta MTB fue idea suya y así lo he expuesto al principio de la crónica, aunque su idea original es totalmente imposible de realizar dado que quería incluir Sierra Espuña y Carrascoy entre los picos a coronar, Carrascoy es posible y tal vez lo incluyamos en La Mortal 2.0, pero Sierra Espuña nos alejaría demasiado. En fin, volviendo al encuentro, charlamos un buen rato, al principio al sol, quemándonos más si cabe, hasta que les dije de buscar una sombra. Tras la charla ellos continuaron su ruta de carretera hacia Ojós, donde dicen que se tomarían unos bizcochos borrachos a nuestra salud.

El tiempo que estuvimos parados y la charla nos vino bien para volver a animarnos, aunque las piernas se nos quedaron un poco acartonadas, pero nada que unos kilómetros de subida no solucione. Y así continuamos con la Mortal comunitaria, por la carretera que va hacia Ricote, aunque nosotros nos desviamos a la derecha en la pista forestal de Los Almeces. Empezamos esta subida constante, suave pero siempre subiendo.

Y aquí me sobrevino el pollo, ya iba sobrevolándome unos kilómetros antes, al pasar Blanca y afrontar las dos rampas duras de subida. En este caso el pollo bajó a picarme. Principalmente iba asustado, dado que tocaba mi bicicleta y estaba ardiendo, no había sombra, no había viento, puro calor, puro fuego. Me tocaba el casco y ardiendo, me notaba ardiendo y sencillamente me dio miedo, así que reduje la velocidad, nunca paré pero aminoré y esto creo que fue peor pues si vas rápido al menos te refrigeras un poco, pero cometí otro error «aminorar». Creía que me estaba mareando, más bien creo que era algo psicológico. Miraba al frente buscando alguna sombra: ni una. Solo cada 500 metros había una sombra de tres metros por algún pino, nada que pudiera aliviar la que nos estaba cayendo.

Al pasar por el cruce del sendero de La Madera volví a mirar al frente pensando que al girar a la derecha habría alguna sombra, por allí a lo lejos vi al comunitario Paquito206 detenido y disfrutando de una magnífica sombra y pensé «hijo de …», para cuando llegue allí estará fresco y descansado. Al llegar se lo dije y continuamos buscando el cruce que sube a Los Almeces, no era momento de parar. Continuamos subiendo, siempre con la esperanza de que alguna nube tapara el sol, o con la esperanza de que cambiara la dirección del camino y nos diera la sombra de la montaña, o con la esperanza de que nos viniera algo de viento, demasiadas esperanzas, ninguna se hizo realidad.

Llegamos al cruce de Los Almeces, con el agua hecha auténtico caldo y escasa. Paramos a comernos unas barritas a la sombra de un pino. Curiosamente allí sí soplaba viento y fresco ¡¡qué curiosa es la vida!! Aprovechamos esto para descansar unos minutos, sobre todo para que nuestros ardientes cuerpos se enfriaran un poco. El comunitario Paquito está acostumbrado al sol pues trabaja al aire libre y está negro como el sobaco de un grillo (cómo el dice) así que no se vio demasiado afectado y el pollo le sobrevoló pero no le picó. Allí empezamos a calcular y a darnos cuenta que no nos iba a dar tiempo de coronar el tercer pico de la mañana, las antenas del Relojero, dado que eran las 3 de la tarde, aún nos quedaba subir a Los Almeces y el calor no iba a remitir.

Empezamos a subir por la carretara asfaltada los dos últimos kilómetros, como siempre en este tipo de ascensiones, los últimos kilómetros son los más duros. Aquí fui notando que el pollo volvía a volar y ya no me picaba. Está claro que la refrigeración de abajo me sentó bien. Subí a buen ritmo y animado. Eso sí, el calor seguía siendo el mismo y el sopor que soltaba el asfalto también. Pero me encontraba bien de fuerzas y afronté la subida con «honor». Paquito estaba por allí cuando llegué y aprovechó para echarme unas fotos. Justo en la subida se me partió un radio de la rueda trasera, para variar, en La Mortal no podía faltar la cruda realidad del ciclista de montaña. Grabamos el manido vídeo del radio roto, fotografiamos algunas hormigas gigantes, nos echamos unas fotos en las antenas de Ricote, buscamos agua por la zona, no la encontramos. En un principio íbamos a comer allí pero viendo que no teníamos agua y la poca que quedaba estaba a 25 grados decidimos bajar y tratar de buscar agua donde fuera.

Afrontamos el descenso, pensando que con el viento nos daría menos calor y no fue así, el sol de las 4 de la tarde abrasador, el aire caliente, sin agua… Así fuimos bajando la Sierra de Ricote. Al llegar a la carretera del Mayés giramos a la izquierda, dirección al embalse. Por allí íbamos mirando alguna casa cercana con gente, alguna fuenta, algún grifo, algo de agua potable, pero nada. Vimos un cartel que decía «Bar» a la derecha, así que nos metimos y a unos 300 metros efectivamente vimos que era un bar pero estaba cerrado y con cartel de «Se vende». Volvimos a la carretara y pasamos por el Embalse del Mayés. Allí hay un área recreativa así que el comunitario Paquito echó un vistazo por si había alguna fuente. La había pero con un cartel de «Agua no potable». Aún así llenamos un un bidón y bebimos un poco, tampoco quisimos beber demasiada por miedo a que nos sentara mal.

Continuamos con nuestra particular odisea, sin agua y un sol implacable a eso de las 4 de la tarde, fuimos hacia Ceutí. Justo antes de llegar al pueblo vimos una gasolinera así que entramos a probar suerte y ver si tenía bebida. Menos mal que la tenía, compramos agua y Aquiarus. Rellenamos los bidones y mochilas, bebimos un poco y fuimos unos metros más adelante al Parque Natural de Ceutí. Allí nos detuvimos a comer los macarrones, a beber agua fresca y a descansar un poco. Mientras comíamos analizamos bien lo que nos quedaba para completar la Mortal de Comunidad Biker, unos 80km y unas 5 horas de bicicleta, eran las 5 de la tarde por lo que decidimos llegar a Molina de Segura y dejar el Relojero para la próxima Mortal 2.0..

Tras la comida y descansar un poco continuamos la finalización de La Mortal, pasamos por Ceutí y por Alguazas y llegamos a Molina de Segura con 130km, 10 horas de bicicleta y 3.500 metros de desnivel acumulado positivo. Una ruta dura, quizá una de las más duras de las realizadas en la historia de la Comunidad, no tanto como el ascenso al Veleta, pero por el calor abrasador más o menos de la misma dureza.

Llegamos a la sede en Molina de Segura y escuchamos a lo lejos la voz de nuestra comunitaria Patricia Carmona, efectivamente allí estaban Juan Francisco, Kronxito, Clemente y Patricia recogiendo para irse. Ellos fueron más listos que nosotros y acortaron su ruta para acabarla en el bar. Nos saludamos y contamos resumidamente algunas anécdotas, ellos de su ruta y nosotros de La Mortal 1.0. y así concluimos esta ruta épica.

En general una ruta épica y espectacular, de las que pasarán a la historia de la Comunidad. Con muy buenas sensaciones físicas dado que tanto Paquito como yo aguantamos bien el ascenso de los dos picos, solo empañada por el calor sofocante y por la mala gestión de los recursos hídricos. Pero como siempre decimos en la Comunidad: de todo se aprende, para la próxima más y mejor.

De vuestro comunitario presidente Alonso.

  • Fotos de La Mortal de Comunidad Biker 1.0: