Buenos días estimados comunitarios, lectores habituales y esporádicos, amantes del deporte, la naturaleza, los animales, los seres humanos y, en definitiva, amantes de la vida. Tengo el privilegio, que tal vez no merezca, de poner en palabras lo sucedido en la ruta de ayer domingo día 17 de septiembre de 2017, que no fue una ruta cualquiera. Como siempre anunciamos por el foro de la web comunitaria lo que sería la Premortal 3.0 de Comunidad Biker MTB, con ascenso al Pico de la Pila y a los Almeces de Ricote, en un mismo día y en una misma ruta, sería, sin lugar a dudas, la ruta más dura realizada este año por la Comunidad y la más dura, con diferencia, para muchos de los comunitarios que se atrevieron a participar.

En honor a la verdad he de decir que cuando puse la ruta en el foro, previendo más de 100km y más de 3.000 metros de desnivel acumulado, no esperaba que se apuntara nadie, más allá de Paquito y Patricia que también me lo propusieron. Era una locura y un reto muy difícil, teníamos algunos tramos por investigar que hacía muchos años que no recorríamos y mucho camino y senda, no sería solo cuestión de subir a estos dos picos que están a más de 1.200 metros de altitud, nada baladí, sino también que lo haríamos por caminos y sendas, evitando al máximo la carretera, lo que hace la ruta más divertida pero muchísimo más dura.

Me equivoqué y los comunitarios me sorprendieron gratamente. Se apuntaron a la Premortal 3.0 los comunitarios Paquito206 (@paquito206), Patricia Carmona (@patricia), Juan Caride (@juan_caride), Matías (@aleman), Antonio Asís (@antasis), Henfri (@jenfry) y Jose Manuel (@setegarcia). Unos auténticos valientes o insensatos, no lo sé, la cuestión es que a su hora puntual estaban esperando en el parque de la Sede de la Comunidad.

Al hilo de la espera les quiero pedir perdón porque tuvieron que esperar más de media hora. No me sonó el despertador y me desperté al oír el ruido típico del trinquete trasero de la corona de una bici que pasaba cercana a mi ventana. Ahí me sobresalté y miré el reloj, viendo que eran las 06:51, cuando la hora de salida era a las 06:49. Así que no les quedó más remedio que esperar pacientemente a que me levantara, desayunara rápido y me preparara.

Salimos desde la Sede de la Comunidad en Molina de Segura (Murcia, España) a eso de las 07:41, con el cielo encapotado, incluso amenazante de lluvias. Hacía algo de fresco y aún no había mucha luz, incluso encendimos las luces de la bicicleta.

Rodamos tranquilamente por carretera, pasando por los pueblos de Los Conejos, La Quinta, La Alcayna, el Romeral y Los Valientes. Un kilómetro después giramos a la izquierda por el Tomillar y entramos en camino. De forma progresiva aumentamos el ritmo, sabedores de que nos esperaban más de 10 horas de bicicleta, así que intentaríamos no hacer muchas paradas, solo las  necesarias y de corta duración.

Pasamos por una zona con alguna tubería de agua rota por lo que se nos llenaron las bicicletas de barro. Con unos 14km de ruta nuestras bicicletas adquirieron un kilo más de peso ¡Lo que nos faltaba! Continuamos por el camino hacia la senda de los Cordeles, una vía pecuaria que hemos hecho muchas veces, pero nuestro paso por ella hoy sería diferente, al menos en cuanto a sensaciones, pensando en lo que nos quedaría tras pasarla.

Dejamos a la izquierda el Fenazar y continuamos hacia la Hurona, encontrándonos los primeros repechos de la mañana, donde fuimos calentando los músculos. Llegamos a Los Cordeles, en plena falda de la Sierra de Lúgar y empezamos a subir. Un sendero divertido con unas pequeñas partes técnicas, pero que va desgastando las fuerzas.

Paramos en el mirador a almorzar, echarnos unas fotos y, por qué no, grabar un vídeo donde cada comunitario contó qué comió y cenó el día anterior y qué desayunó antes de salir de ruta. En una salida como la de hoy, con más de 10 horas montados en la bici, con más de 100km, hay que ir MUY bien alimentados, es primordial la alimentación de los días anteriores, comer muchos hidratos de carbono (pasta, arroz, …) y también el desayuno y, por supuesto, ir comiendo cada hora más o menos un poco, siempre adelantándonos a la sensación de hambre, si te llega es mala señal.

Continuamos con la ruta hacia La Hortichuela, que cruzamos rápidos y seguimos subiendo hacia la Garapacha y la senda de Nino Schurter, que se hará tanto de subida como de bajada en la Marcha BTT Explosiva de la Pila, pero esa será otra historia futura que contaremos en su momento. Al fondo, majestuosa y cubierta por una fina neblina, estaba la Sierra de la Pila, con la Bola tapada, una imagen espectacular de la montaña, que fotografié para el recuerdo.

Salimos al camino o pista forestal de la Sierra de la Pila, giramos a la izquierda y continuamos subiendo hacia el Mojón de las Cuatro Caras. Siempre intentando ir a buen ritmo para hacer los máximos kilómetros posibles con buena temperatura, con la fresca. Pronto llegamos al cruce, paramos unos minutos a seguir comiendo y continuamos la ruta hacia el segundo cruce, el del ascenso al Pico de la Pila. Allí tampoco paramos, cogimos aire, sacamos ánimos y ¡A subir!

Nos esperaban dos kilómetros muy duros, con pendientes del 20% hasta coronar en la Bola de la Pila o el Pico de la Pila, con 40km de ruta y unos 1.300 metros de desnivel acumulado positivo. Si volviésemos a nuestras casas desde aquí ya sería un rutón, pero hoy teníamos un reto que superar, coronar también Los Almeces de Ricote, a 60km del Pico de la Pila.

Empezamos a descender, girando a la derecha para ir a hacer el primer avituallamiento natural de la mañana, en la Fuente Mina del Engarbo. Llenamos los bidones y retrocedimos para bajar por donde subimos, hasta el cruce del Mojón de las Cuatro Caras, donde tomamos el camino de San Joy.

Seguimos bajando, encontrándonos con algún que otro repecho que iba haciendo mella en nuestras cansadas piernas. Llegamos al pueblo de San Joy y continuamos el descenso hacia la carretera del Rellano.

Ahora tocaba un poco de llano por las fincas de frutales de la zona, saludando a mi tío Alonso y continuando la ruta hacia Las Salinas. Era casi todo llano y algo de bajada, por lo que aprovechamos para coger buena velocidad, luchando siempre contra el tiempo, para que no se nos echara encima.

Llegamos a la zona del apeadero de Ulea, paramos para ver cómo iban los comunitarios, si había alguno que quisiera dar por finalizada la ruta, pues era una buena zona para regresar a Molina de Segura. En principio esperábamos que el comunitario Matías «abandonara», dado que llevaba algo de calambres en los músculos, pero decidió continuar, todos decidieron continuar.

Recorrimos con nuestras bicicletas de montaña un tramo de camino pedregoso por la zona del Monte del Belén, con sube y baja, que seguía mermando nuestras fuerzas. Muchas piedras que había que esquivar, aunque a veces era imposible. Impactos para nuestros músculos, que habían acumulado más de 1.500 metros de desnivel y unos 70 km.

Ascendimos el Monte del Belén, que tiene poco más de 200 metros, pero no dejó de ser un reto con el cansancio acumulado. Bajamos por una senda muy técnica, corta pero con muchas piedras y escalones. Al llegar a la parte baja, al Puerto de la Losilla, los comunitarios Matías, Henfri y Jose Manuel decidieron dar por finalizada su participación en la Premortal 3.0. Los despedimos y el resto: Paquito206, Patricia, Juan Caride y Antonio Asís continuaríamos hacia la cima de Ricote ¡Una auténtica locura!

Tocaba un pequeño tramo de investigación, por la orilla derecha de la autovía, subiendo el Puerto de la Losilla, sabíamos que había algo de senda, pero hacía más de 5 años que no pasábamos y no teníamos claro si sería ciclable. Nos encontramos al principio con un camino, con algún repecho, luego senda estrecha pero ciclable, llegando al lo más alto del puerto y alegrándonos de que hubiera acabado bien.

En esta zona hay una gasolinera para avituallarnos, pero no fue necesario, llevábamos agua y nos dirigíamos hacia Blanca, donde también podríamos comprar agua. Pero antes había que subir la Navela, así que cogimos el camino de la Sierra de la Navela y empezamos a subir. Es un ascenso suave, en comparación con los ya realizados en el día de hoy. Quizá se hizo un poco larga por el cansancio y el calor.

Llegamos al mirador de la Sierra de la Navela, donde paramos a seguir comiendo, bebiendo y echándonos alguna foto, también grabando algún vídeo. Dimos agua a un amigo comunitario que iba de regreso a su casa y nos dijo si llevábamos agua. Admiramos las vistas del Valle de Ricote, del Azud de Ojós o Embalse de Blanca y vimos, a lo lejos, imponentes, las antenas de Ricote, parecía que estaban a miles de kilómetros y ese era nuestro siguiente objetivo.

Bajamos la Navela y fuimos hacia Blanca por una carretera secundaria. En Blanca encontramos un sitio abierto y compramos agua y algo de comer. Unos comunitarios llevaban sus bocadillos y otros compraron más barritas y más cosas, nos esperaba un durísima subida y con el sol de las tres de la tarde sería todavía más dura. En la tienda nos ocurrió algo curioso, compré una caja de barritas y el dependiente vio que estaban caducadas, me dijo que no me las vendía por ello, le dije que cuánto tiempo estaban caducadas, dijo «Muchooooo, una semana», le dije que me daba igual, que las quería, así que gracias a la intervención de la comunitaria Patricia nos regalaron tres cajas más al precio de una. Salimos de la tienda con cuatro cajas de barritas y los demás comunitarios nos miraron como si estuviésemos locos, les contamos la anécdota y nos llenamos las mochilas y bolsillos de barritas. Algún día escribiré sobre el negocio de las fechas de caducidad, ese negocio oscuro, como todos los relacionados con las mafias de las grandes empresas de alimentación, pero no será hoy.

Llegado a este punto de la crónica haré un pequeño inciso, para decir que, estando en el Pico de la Pila, la sensación de que llegaríamos pronto a los Almeces de Ricote era muy buena, nos cargamos de entusiasmo y positivismo al ver que habíamos coronado la bola relativamente bien. Mirábamos hacia Ricote y se veía como si estuviese en otro País, pero aún así sabíamos que tocaba descenso y llano, muchos kilómetros, y quedaría muy cerca. Pero no, fue un espejismo, el camino que separa la Bola de la Pila de los Almeces de Ricote tiene 60km. Cierto es que 30 de ellos son muy rápidos, llanos y en bajada, pero los otros 30km los obviamos y no fueron precisamente obvios, como ahora relataré.

Recompuestos y con el estómago lleno partimos desde el pueblo de Blanca hacia el Barranco de Ambrós, punto clave de la ruta y donde se demostró el nombre de «Mortal» con todas sus letras. Salimos del pueblo, un pequeño repecho, una pequeña bajada por carretera y giramos a la derecha por el puente, luego otro pequeño repecho y giramos a la derecha nuevamente para adentrarnos en el principio de este barranco, donde todavía en Blanca, por recomendación de nuestro comunitario Guillermo de Ciclopasión.

Rodamos con la duda de si sería ciclable, sólo habíamos pasado una vez por allí y fue hace mucho tiempo. Parecía que sí, era rambla pero ciclable. Nos metimos por una senda en un cruce dudoso y vimos que no tenía salida, así que vuelta al camino y hacia la otra opción. Llegamos a un punto muerto, una zona no ciclable, donde vimos una senda que salía a la derecha y nos acordamos de que, efectivamente, años atrás también tuvimos que echarnos las bicis a los hombros para salir de la rambla por un bancal de limoneros, ahora completamente secos, entonces verdes y frondosos.

Subimos este tramo de unos 300 metros interminables, empujando las bicis y echándonoslas al hombro, hasta llegar al camino de arriba. Lo cogimos y vi en las caras de los comunitarios, reflejado perfectamente, el desánimo. Este tramo les hizo perder el entusiasmo, pero todavía no había acabado.

Seguimos un kilómetro más subiendo suavemente por esta carretera/camino hasta llegar a Ambrós, una pedanía de Ricote, donde cogimos la carretera de Ricote y a los pocos metros giramos a la derecha para adentrarnos nuevamente en este barranco, el Barranco de Ambrós. Volvimos a circular y rodar por rambla, con gravilla, ciclable pero un poco técnica.

Llegamos a una zona muy rota por el agua, donde varios comunitarios estuvieron a punto de tirar la toalla, incluso con algún cabreo. Pero esto, amigos, forma parte de la Mortal 3.0, de lo contrario no sería «Mortal», sino una ruta normal y corriente. Cruzamos esta zona a trancas y barrancas, como buenamente pudimos. Por supuesto, algunos comunitarios perdieron todos los ánimos y parte de las fuerzas que les quedaban. Pero para eso somos Comunidad, unos animábamos a los otros.

Pero el cuerpo y el ser humano siempre sorprende cuando lo sometes al límite de sus posibilidades físicas y psicológicas. No se sabe muy bien cómo ni por qué, el caso es que conseguimos insuflar ánimos a los comunitarios y continuar. Aunque resulta difícil animar cuando tienes que decirles «Vamos, que ya salimos de este barranco, pero ahora tenemos unas rampas durísimas, del 20%» … Menudos ánimos, pero era la cruda realidad y no era cuestión ni momento de taparla ni mentir.

Aún así y con asombro, el semblante les cambió un poco y se animaron o se resignaron o a partes iguales, sacaron fuerzas de donde apenas quedaban, superando estas durísimas rampas por camino. Paramos en la segunda fuente de la mañana, donde nos avituallamos, comimos algo y seguimos subiendo hacia la pista forestal de Ricote. Lo peor estaba por venir.

Seguimos subiendo por senda, con un tramo donde tuvimos que bajarnos de la bici y empujarla, otra vez. Volvimos a animar a los comunitarios diciéndoles que este cambio de postura nos vendría bien, así la sangre circularía por las venas del culo, aprisionadas por el sillín. No sé si esto se lo creyeron o no, el caso es que continuaron subiendo. Y por fin llegamos al camino, a la pista forestal de la Sierra de Ricote, aunque decir «por fin» es mucho decir.

Bajamos un par de kilómetros hacia la Perversa, que nos vinieron bien para recuperar un poco, pero que para los que tenemos más experiencia sabemos que si bajas mucho luego tienes que subirlo, me asusté un poco por ello. La zona era espectacular, con unos cortados y unas gargantas impresionantes, pero perdimos parte de los metros subidos. Llegamos al hormigón de La Perversa, al inicio de esa pared que tiene fama de durísima y como contaré pronto una fama bien ganada.

Empezamos a subir, con pendientes del 16% casi todo el rato, sin un solo descanso, 2km de pared. En la Perversa no hay descanso, todo es del 16% y con tramos de algo más. Es de hormigón rugoso, que se pegaba a las ruedas o las ruedas al hormigón, sea como fuere la bici no avanza. Empezamos a hacer eses para suavizar la pendiente, pero aumentando la distancia. No tenía fin, llegaba una curva, pensábamos que acababa pero no, mirábamos para arriba y más subida, más pared, más Perversa.

En estos casos no queda más remedio que la resignación, apretar los dientes, echar el culo casi a la punta del sillín, echar el cuerpo hacia delante para que no se levante la rueda delantera, coger un ritmo plausible y seguir dándole a los pedales ¡Qué perversa es la Perversa!

Una de las subidas más duras que he hecho en mi historia como ciclista, sin duda, dos kilómetros que nos llevaron al límite último de nuestras posibilidades físicas, sumados a los restantes 80 que ya acumulábamos por ese punto.

Conseguimos subir, como siempre unos más rápidos que otros y unos un poco mejor que otros, pero todos cansados y exhaustos. Pero la subida a los Almeces no acaba donde acaba el hormigón de la Perversa, aún nos quedaban 6 km de ascenso, solo que ahora mucho más suave, con pendientes medias del 8%.

Seguimos rodando, maravillados por los paisajes de la Sierra de Ricote, incluso con un pequeño descenso que nos vino de maravilla para soltar los tendones y músculos encogidos tras la Perversa y el Barranco de Ambrós. Pedaleamos ascendiendo y viendo próximas, por fin, las antenas de Ricote, pero la musculatura,  las fuerzas y los ánimos estaban muy mermados.

La comunitaria Patricia nos dijo que tenía que parar, que le dolía mucho la espalda y los cuádriceps, a unos 2 km de llegar a las antenas de Ricote. Paramos y al bajarme de la bici a mí también me picó el pollo, me entró un fuerte dolor en los isquiotibiliales, un poco por debajo de donde acaban los glúteos, tan fuerte que no podía andar. Me preocupé bastante, siempre con el miedo a la lesión. Estiramos un poco para relajar la espalda, los cuádriceps, los gemelos y los isquios. Comimos también unas barritas, bebimos agua y a seguir rodando. Al subirme noté un fuerte dolor en la zona, apenas podía pedalear sentado, tuve que hacerlo levantado la mayor parte del tiempo.

El comunitario Antonio también notó problemas musculares justo en la última rampa antes de llegar al asfalto. Pero a base de pundonor y lucha conseguimos llegar a la carretera, sabíamos que nos restaban menos de 500 metros para la cima, así que hicimos de tripas corazón y seguimos pedaleando como buenamente pudimos.

101km, 2.900 metros de desnivel positivo subiendo y coronamos el segundo pico de la mañana, los Almeces de Ricote. No diré las horas que llevábamos montados en la bicicleta porque perdí la cuenta, pero rondarían las 10 horas. Y lo peor de todo es que sabíamos que aún nos quedaban más de 30 km para llegar a casa.

Estuvimos unos pocos minutos en la cima, nos echamos unas fotos, comentamos cómo volver a casa, dejando la senda del Aguilucho para otro momento y empezamos a bajar.

Nos dirigimos por la pista forestal de Ricote hacia la zona del Desprendimiento y luego descendimos toda la sierra de Ricote por El Cajal. Nos vino muy bien este descenso, aunque muy cansados y con los hombros y manos doloridos, relajamos músculos de las piernas, disfrutando al máximo de los impresionantes paisajes que nos deja Ricote y el Valle de Ricote, que podéis ver en las fotos del álbum y que me siento incapaz de describir con palabras.

Llegamos a Villanueva del Río Segura, por carretera, ascendiendo el último repecho de la mañana, el Alto de la Morra, cortito y suave en rutas normales, pero en esta con 120 km en las piernas, 3.000 metros de desnivel y más de 11 horas rodando, se nos hizo eterno. Seguía sin poder pedalear bien sentado en la bici, se me había pasado un poco el dolor de isquios pero aún con molestias, no había más opción que sufrir y aguantar el dolor.

Cruzamos Archena y rodamos a rueda del comunitario Paquito206 hacia Lorquí. Cada vez más contentos porque nuestro reto concluía con éxito, con mucho padecimiento pero felices por conseguirlo y sumar uno más logrado.

Llegamos a Molina de Segura (Murcia, España) a las 20:19, habiendo salido a las 07:41, sumando un total de 12 horas y media, con 134 km y 3.100 metros de desnivel acumulado. Como siempre digo esto no son más que números, lo vivido en la premortal quedará con los premortales. La verdad es que, releyendo la crónica, compruebo que no he sido capaz de describir la dureza de la ruta en todo su esplendor. Rodar por esas sendas del barranco de Ambrós con 2.000 metros de desnivel acumulado en nuestras cansadas piernecitas, subir la Perversa tras haber subido la Bola de la Pila, que parecía que hacía años que la habíamos subido pero nuestras piernas recordaban perfectamente que no, que hacía unas pocas horas, el camino pedregoso del Monte del Belén también se hizo duro, dándonos un sol de justicia, calambres, sensación de hambre que no solucionaban las barritas, era una sensación de querer comer algo consistente, lo que viene siendo comida y no barritas, sensación de sed aún bebiendo agua. Muy duro.

Recuerdo que en la subida de la Perversa también tuve problemas en las rodillas, molestias y un extraño hormigueo por el tendón que la rodea. Luego nos contaría el comunitario Juan Caride que también las tuvo, algo normal, supongo, al someter a esa tensión los músculos y articulaciones tras muchas horas de bici.

Pero aún con todo este sufrimiento mereció la pena, la recompensa de haber finalizado el reto. Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte y así lo creo. Ahora mientras escribo estas líneas aún estoy algo dolorido, del culo, de las rodillas, de la espalda, de los isquios, quemado por el sol, pero muy feliz sabiendo que estos dos picos no pudieron con nosotros.

Me sentí muy orgulloso de tener a estos comunitarios a mi lado, ver cómo han ido «evolucionando», verlos hacer rutas de 20 ó 30 km y acabar exhaustos, y hoy verlos coronar dos de los más duros picos de nuestra zona. Como el comunitario Antonio Asís, quien nos dejó a todos sin palabras, que hará un año se unió a la Comunidad y empezaba a rodar y cuando acababa una ruta de unos pocos cientos de metros de desnivel era feliz, hoy hizo ni más ni menos que 3.100 ¡Impresionante! O la comunitaria Patricia, que lleva más tiempo en la Comunidad pero hoy nos dejó también estupefactos, aguantando una ruta que pocas personas son capaces de realizar, muy pocas.

Y qué decir del comunitario Juan Caride, exactamente lo mismo que el resto de comunitarios, al que hemos visto evolucionar como deportista y del que nos sentimos muy orgullosos. Y por supuesto del gran Paquito206, quien hizo esta ruta teniéndonos que esperar más de dos o tres horas, casi fue un paseo para él, yo que lo he visto desde su primera pedalada con la Megamo Natural del año 1960, se metió 140 km entre pecho y espalda y con bronquitis y aguantó perfectamente.

Bravo por todos ellos, por los que acabaron y por los que intentaron acabar y no pudieron, bravo por todos los comunitarios de todo el mundo que se marcan un reto y luchan por conseguirlo, sea deportivo o de otra índole. Bravo por todos los que no se quedan en el sofá (lo pongo en cursiva refiriéndome a los que se dan por vencidos ante cualquier adversidad) abatidos sino que luchan por salir de una lesión, de una enfermedad o cualquier cosa, da igual el reto, lo importante es levantarse y afrontar con ilusión estos hitos del camino, que nos va poniendo el destino o que nos marcamos nosotros mismos.

Acaba un reto y empieza otro, eso es vivir, puede ser perder unos kilos, puede ser alimentarnos mejor y más sano, puede ser dejar de ver la tele y leer, puede ser superar una lesión y entrenar para recuperarnos al 100%, puede ser mejorar nuestra forma física, puede ser estudiar cualquier cosa que nos guste, puede ser hacer el bien a otras personas, cualquier reto que nos marquemos para mejorar en cualquier aspecto es bienvenido y luchar por conseguirlo es vivir.

De vuestro comunitario presidente Alonso.

  • Fotos de la Premortal 3.0: