Buenas noches queridos comunitarios, os escribe y habla el comunitario presidente Alonso, habitual encargado de realizar las crónicas de diario de la Comunidad. En la mañana del domingo día 19 de noviembre de 2017, tras anunciarlo días antes en el foro de la web comunitaria, fuimos a realizar una ruta invitados por nuestros queridos amigos de la Peña Último Cartucho, como guía el comunitario Antonio, presidente de los cartuchos. Con la idea de recorrer parte de la sierra de Altahona, cercana al Relojero.

Salimos con los coches y las bicicletas cargadas desde la sede de la Comunidad, para dirigirnos al lugar de encuentro, al welcome. Hubo un poco de lío con este sitio, el comunitario Paquito206 creía que se trataba de un bar, al final, cada uno salió de un sitio diferente, pero todos desde San José. Solucionamos en entuerto a base de llamadas y mensajes de Telegram.

Una vez todos reunidos y preparados, con bastante frío, emprendimos la ruta de ciclismo de montaña, tomó la primera posición el guía Xino del Último Cartucho, los demás lo fuimos siguiendo. En primer lugar ascendimos unos kilómetros de carretera por el Puerto del Garruchal, hasta el camino de los González. Nos esperaban unos kilómetros de ascenso, suaves, que nos vinieron de maravilla para ir cogiendo calor.

Rodamos por caminos con algunos limoneros a los lados, con un poco de subida, alguna bajada y llano, hasta llegar a la sierra de Altahona, donde nos esperaban unos 7 km de ascenso también por camino. Precisamente a esta subida es llamada algo así como «los 7 km». Como es propio en la Comunidad, cada uno coge su ritmo y la afronta a su manera, personal e intransferible. Los que llegan los primeros siempre tienen dos opciones:

  • Esperar tranquila y pacientemente a los últimos y animarlos y fotografiarlos por el logro conseguido.
  • Volver a bajar a la altura de los últimos y afrontar la subida tantas veces como quieran mientas van llegando los últimos.

Y así sucedió, en este caso me tocó a mí ser el lastre, esta mañana no iba muy fino, tal vez por el frío, no acababa de coger calor, tal vez también porque empezamos a subir de primeras, sin algún kilómetro llano de calentamiento, tal vez porque cuando no conozco el terreno me reservo por lo que pudiera venir, o tal vez por otras muchas cosas. Los comunitarios me esperaban arriba y me recibieron con una espléndida y entusiasta ovación, diría que bastante irónica, pero siempre agradecida y bien recibida.

Continuamos subiendo un poco más, hasta lo más alto de la zona, donde paramos a admirar los paisajes y vistas de esta sierra y sus alrededores. También paramos antes de llegar aquí a ver el mar, que se podía vislumbrar a lo lejos. El horizonte se veía irregular, lleno de montañas y zonas semidesérticas, propias de esta parte de Murcia. Provocaba una sensación de paz y bienestar, que merecía la pena prolongar lo máximo posible y en silencio, por lo que me bajé unos metros y me alejé del grupo. Me dejaron un par de minutos, a partir de los cuales oía decir «¿Y Alonso?… nos vamos». Pero fue suficiente para retener las vistas en mi retina y fotografiarlas por si la memoria me fallara.

Tras el ascenso y como casi siempre, toca descenso, primero por camino, con gravilla, muy peligroso si coges mucha velocidad. El comunitario Luis sufrió una cruda realidad, uno de los radios de su rueda trasera se partió, por lo que paramos a cortarlo para que pudiera continuar.

Llegamos a unos repechos de subida cortos pero intensos y a una senda un poco técnica, estrecha, entre árboles, con alguna piedra, pero donde disfrutamos mucho, sobre todo los más técnicos.

Seguimos pedaleando y charlando, riendo y respirando aire puro, hasta llegar a la Senda del Gato, donde rodamos en fila india, comunitario tras comunitario. Una estupenda senda, nueva para nosotros, llana pero muy estrecha, con algún saliente de piedra que hay que esquivar con cierta destreza para no arañar la bicicleta o las piernas, de ahí lo de «Senda del Gato».

Disfrutamos de la senda rodando tranquilamente y, cuando lo permitía, mirando hacia las montañas cercanas para situarnos y para admirar los paisajes. Esta senda acabó justo en la parte alta del Puerto del Garruchal.

En un principio teníamos pensado continuar hacia Senda Bonita, para ir al Relojero, pero se nos hizo un poco tarde, así que optamos por ir finalizando la ruta y descender todo el Puerto del Garruchal para llegar a los coches y poner fin a esta bonita mañana de convivencia comunitaria.

Siempre que acabamos la mañana sin percances serios, con todos los comunitarios ilesos, es motivo de alegría. Como he dicho muchas veces, las caídas son la peor cruda realidad del ciclismo y hay que evitarlas a toda costa. Hubo alguna, pero muy leve y sin consecuencias, afortunadamente.

Agradecer a los amigos comunitarios de la Peña Último Cartucho por invitarnos a realizar esta estupenda ruta, y a todos los comunitarios que decidieron acompañarnos ¡Gracias!

De vuestro comunitario presidente Alonso.

  • Fotos de la ruta MTB: