Hola apreciados comunitarios, por variar un poco y salir de la rutina ciclística, el domingo 18 de junio de 2017, la comunitaria Patricia y yo realizamos una ruta de senderismo por montaña, por Cartagena, por la zona de Tentegorra, Roldán, Puntal del Moco y Portús. Una forma de cambiar de aires y coger unas pequeñas vacaciones de la bici, que ya iba siendo hora.

Iniciamos la ruta desde Tentegorra, donde dejamos el coche, con todo preparado:

  • Mochila-nevera con agua, fruta, olivas y patatas fritas.
  • Mochila con toalla (por si nos podíamos bañar en la playa), cámaras de grabación, móviles, gorras (hacía un día de sol importante), gafas de sol, gafas de bucear y algunas cosas más.

Desde el principio empezamos a subir por camino forestal primero, con subida suave. Unos kilómetros donde sudamos la gota gorda, el sol nos daba de lleno y hacía poco aire. Llegamos a una casa que indicaba el fin del camino y un cartel gigante de «Propiedad privada», así que tuvimos que buscar una senda que subía a la montaña unos metros atrás.

Seguimos subiendo por senda entre pinos, afortunadamente a la sombra y resguardo que nos proporcionan estos árboles protegiéndonos del sol. Llegamos hasta la parte más alta de esta zona y al levantar la cabeza me quedé literalmente sin respiración ¡Impresionante! Se veía el mar azul turquesa, infinito, perdiéndose en el horizonte. Con unos acantilados espectaculares a los lados y las típicas aves marinas revoloteando y piando alrededor, con olor a mar  y una brisa totalmente diferentes a lo que estoy acostumbrado.

Ruta de senderismo y trail por Tentegorra Roldán y Portús - Comunidad Biker MTB

No soy de mar, soy de secano, de montaña, me he criado en un pueblo de montaña y he visitado poco el mar. Podréis entender mi asombro al verlo desde lo alto, es una sensación muy diferente a verlo desde la orilla de la playa a cero metros de altitud. Estaríamos a unos 400 metros y, por supuesto, me detuve unos minutos en silencio a memorizar el paisaje. Se veían algunos barcos que debían ser gigantes y, en cambio, parecían pequeños puntos en la inmensidad del océano.

Hasta esta parte de la ruta la comunitaria Patricia ya la había visitado y la conocía, a partir de ahora sería de exploración. Tomamos un sendero que discurría sobre los acantilados y las calas que se veían más abajo de nuestros pies. El sendero estaba indicado con las dos líneas blanca y roca paralelas, lo que quiere decir que es un «Sendero de Gran Recorrido (GR)». Coloco aquí las indicaciones senderistas, son muy interesantes y es conveniente saberlas:

Señalización de senderos

Y esto de «Largo recorrido» nos daba un poco de respeto, sobre todo porque era algo tarde y el sol estaba pegando fuerte. Pero nuestro espíritu aventurero pudo más que el miedo y continuamos andando.

El sendero por momentos se complicaba un poco técnicamente, nos encontramos con alguna subida donde había que poner las manos y alguna bajada algo resbaladiza por piedras. Pero al mirar a la izquierda nos sobrecogíamos, el inmenso mar azul, más abajo las calas y acantilados, aguas cristalinas. Desde donde estábamos podíamos ver las piedras de debajo del agua.

Ruta de senderismo y trail por Tentegorra Roldán y Portús - Comunidad Biker MTB

No había personas por la zona pero sí había señales de que recientemente habían pasado senderistas por allí. Esto nos daba cierta confianza de que el sendero tendría continuidad, de lo contrario lo normal es que hubiéramos visto un aspa de líneas blanca y roca cruzándose. Por lo que continuamos en sube y baja, sin salirnos del sendero.

Tras varias horas de andar llegamos a un cruce de sendas, la de la derecha parece que iba hacia un pueblo que se veía a lo lejos, la de la izquierda subía por un pequeño cerro que teníamos justo en frente. Tras meditar un poco y analizar la situación tomamos la del cerro y nos tocó subir una rampa bastante inclinada, pero perfectamente transitable.

Seguimos subiendo un poco más hasta llegar a lo más alto de esta pequeña montaña. Luego vería que se llama «Puntal del Moco». Arriba vimos indicado un sendero con las línea blanca y amarilla paralelas, indicando «Sendero de Pequeño Recorrido (PR)». Suponiendo que tenía continuación seguimos con la ruta, ahora descendiendo un poco y adentrándonos más aún en el mar.

El sendero se tornó bastante técnico, con piedras y muchas zonas de escalones. Llegamos a una pequeña cueva donde había un cangrejo blanco dibujado en la pared. Paramos unos minutos y nos asomamos a ver el mar desde ahí, el punto más alto de nuestra ruta, a unos 450 metros de altitud y con unos 5km de ruta.

Ruta de senderismo y trail por Tentegorra Roldán y Portús - Comunidad Biker MTB

No teníamos claro si continuar por este sendero o bajar al cruce de senda anterior, se veía algo complicado técnicamente. Aún así continuamos un poco más, bajando dirección el mar, a lo lejos se podían apreciar unas casas diminutas por el efecto de la distancia.

El sendero se ponía cada vez más técnico, por lo que optamos por regresar sobre nuestros pasos y volver al cruce de sendas. Antes paramos en al cueva, al fresco y a la sombra, para almorzar fruta y agua fresca gracias a nuestra nevera-mochila. Descansamos un rato, comimos y reemprendimos la marcha, ahora subiendo lo que habíamos bajado. Y subir casi siempre es más fácil que bajar, en esta ocasión también.

Volvimos al cruce de sendas, con el sol en su máximo esplendor y con las reservas hídricas empezando a escasear. Seguimos nuestro camino y sólo paramos una par de veces a fotografiar alguna planta o animalillo. También tuve que parar a revisar mis zapatillas, se le había despegado parte de la suela trasera, lo cual era preocupante, quedarme sin zapato en medio del monte nos retrasaría bastante.

Ruta de senderismo y trail por Tentegorra Roldán y Portús - Comunidad Biker MTB

Cuando la senda no era muy técnica aprovechábamos y hacíamos algún tramo corriendo, esto nos vino bien para cambiar posturas corporales y acelerar la marcha, reduciendo el tiempo de exposición al sol. Afortunadamente llevábamos las gorras, de lo contrario nos habríamos abrasado la cabeza, la mía más que cuenta con un número escaso de pelos. Y la eficacia de la sombra natural del pelo es proporcional al número de sus integrantes.

Llegamos al pueblo algo exhaustos, pero aún con agua fresca y animados porque nos quedaría poco para llegar a la playa. Cogimos un sendero que discurría por una rambla, la Rambla del Portús, que por intuición pensamos que desembocaría en el mar.

El sol y el calor seguían sin dar tregua, constantes en su labor de calentar el planeta y los seres vivos que en él habitan. Y el sol murciano se toma muy en serio su trabajo.

Corrimos un poco por esta rambla, al tener un sendero muy cómodo y muy transitado. Y llegamos a la zona donde había centenares de coches aparcados, indicativo de cercanía de playa.

Con 8 km de ruta y habiendo acumulado la nada despreciable cantidad de 400 metros de desnivel positivo (en senderismo), llegamos a pie de mar, a la orilla de la playa. Esta zona estaba abarrotada, con familias enteras bajo las sombrillas, con muchas mesas, sillas, neveras, con comida caliente y bebida fresca. Parecían pequeños supermercados, o pequeños oasis pero inalcanzables para los foráneos ¡Propiedad privada! ¡No tocar!

La comunitaria Patricia y yo pasamos cerca de estos oasis mirando y no tocando, fuimos esquivando a los playeros, intentando no manchar sus toallas extendidas de tierra o piedrecillas.

Esta playa acababa pronto en unos muros naturales de piedra, nos asomamos para ver si eran franqueables, nos dio la impresión de que sí. Subimos por alguna piedra, bajamos, volvimos a subir y nos encontramos con otra playa menos abarrotada. Repetimos el proceso, llegamos al final, subimos por las piedras, trepamos en alguna ocasión y acabamos en otra playa más, menos abarrotada aún que las otras dos.

Ruta de senderismo y trail por Tentegorra Roldán y Portús - Comunidad Biker MTB

Salimos de estas playas en busca de algún chiringuito donde comprar agua, nuestra máxima preocupación, sobre todo para la vuelta. Estábamos a más de 8 km del punto de salida y con una vuelta algo incierta, volver por donde habíamos venido se nos haría durísimo, dado que bajamos todo lo subido hasta la orilla del mar, lo que implicaría tener que subirlo nuevamente.

Nos olvidamos de la vuelta para disfrutar del momento actual: la playa, un baño… Compramos agua, con la desagradable sorpresa de que en el chiringuito nos decían no tener botellas grandes, sólo botellines. Nos sonó a engaño y echamos un vistazo por si había otro bar o chiringuito, pero allí sólo había uno, nos tocaba pasar por el aro. Compramos un par de botellines a regañadientes, no es una cuestión económica, es esa sensación de que te están timando, que les sale más rentable infinitamente vender botellines que botellas grandes.

Regresamos con agua a la playa menos abarrotada, buscamos un pequeño sitio con sombra natural y comimos un poco y nos dimos un baño fresco. El agua estaba algo fresca pero poco a poco pude meterme e incluso nadar usando las gafas de buceo.

Tocaba ir pensando en volver, recogimos todo, nos secamos los pies, nos pusimos los calcetines y las zapatillas y compramos otro par de botellines de agua para la vuelta.

Salimos por la carretera, lo cual fue un error, por no volver por las playas abarrotadas, pero la carretera apenas tenía arcén y sí muchos coches con mucha prisa y poco respeto. Llegamos al camino y volvimos hacia la senda por la que habíamos bajado, pero con la intención de buscar un camino que bordeara la montaña pero sin subir a ella.

Afortunadamente la comunitaria Patricia había pasado por este camino hacía algún tiempo y tenía claro que llegaba a Tentegorra. Seguimos andando, bajo nuestro sol, que a estas alturas de la ruta ya era como uno más de la familia. Dosificamos el agua, siempre fresca gracias a nuestra mochila-nevera (haremos el review algún día).

Y andamos por camino, subimos un poco saliendo de Portús, que así es como se llamaba esa playa, la playa del Portús. Lugar que recordaré siempre por las impresionantes vistas desde arriba y por el chiringuito del botellín de agua.

No nos costó mucho volver, la verdad es que estaba preocupado, era tarde, mucha calor, poca agua y un trayecto de vuelta incierto. Pero pronto llegamos a lo más alto y, desde allí, se veía Tentegorra.

Bajamos y pasamos por alguna carretera de pueblo hasta dar, sin demasiada complicación, con la ubicación del coche. Acabamos la ruta con unos 15 km, unos 600 metros de desnivel acumulado positivo, en unas 5 horas de ruta senderista.

Nos lo pasamos estupendamente, cambiamos de aires, olores y colores y, sin duda, desconectamos de todo, objetivo último de esta pequeña aventura. Al acabar la ruta mis sensaciones del cambio de ciclismo a senderismo fueron buenas. No tenía dolores extraños y sí algo de molestia en la espalda. Dos deportes diferentes, que es absurdo comparar, uno te lleva a lugares inaccesibles y el otro te lleva a más lugares en menos tiempo.

De vuestro comunitario presidente Alonso.