Estimados lectores y queridos comunitarios, soy el comunitario presidente Alonso y os quiero relatar, por si sirve a alguien de ayuda, cómo perdí 25kg en dos años sin dietas. En realidad lo que contaré aquí no es nada mágico ni milagroso, requiere de constancia, mentalización y un poco de sacrificio, pero muy poco. Es más bien un cambio en nuestra manera de ver la comida.

En líneas generales mi peso corporal ideal es de aproximadamente unos 68 kg, no os contaré nada sobre cómo saber cuál es el peso ideal de cada uno, ni fórmulas matemáticas, ni nada por el estilo, no soy nutricionista y por lo tanto no tengo conocimientos al respecto. Tampoco es la intención de este artículo. Me baso en cuestiones de sentido común y lógica, de conocimiento de mi cuerpo y mi constitución física.

En el año 2008, hace ahora 9 años, acabé el Camino de Santiago en bicicleta y me quedé en casi mi peso ideal, en 70 kg. Tenía 32 años y acaba de hacer más de 800km en 9 días de MTB. Aproveché el momento de forma física para seguir haciendo ejercicio y llegué a estar en los 69 kg. Pero un fatídico accidente jugando al pádel hizo que tuviera que dejar de practicar el deporte durante 2 meses, además de casi no poder moverme de la cama durante ese tiempo. Coincidió con la época de las navidades, por lo que recuerdo que me atiborré a dulces y comida en general. Transcurridos 3 meses desde mi lesión en el ojo, por fin me hayaba en condiciones de poder volver a practicar deporte, tocaba salir de la espiral de desidia física en la que me encontraba.

Lo primero que hice fue pesarme, después echarme las manos a la cabeza. Había engordado 15 kg, estando en 85 kg. Pero lamentarse no sirve de nada, hay que tomar soluciones. Empecé a salir en bici nuevamente, de forma habitual, a jugar al tenis y a correr. Recuerdo que llegábamos de las rutas de bici y nos zampábamos media pastilla de chocolate valor con sus correspondientes galletas, para recuperar decíamos. Luego la cena también podía ser copiosa y abundante, con sus pizzas, bombas de chocolate y algún que otro helado de medio litro (Häagen-Dazs). Durante esa época no engordaba mucho, iba haciéndolo poco a poco y haciendo bastante deporte, una paradoja. Incluso al comunitario @paquito206 le salió un poco de panza y al comunitario @kronxito ni os cuento.

Un día el comunitario @antoniom nos vio tras la ruta de ciclismo de montaña en la sede comiendo chocolate y galletas. Nos dijo ¿os creéis que porque ponga «chocolate puro» no lleva grasas o no engorda? Fue en este justo momento cuando nos miramos @paquito206, @kronxito y yo y nos dijimos «va a ser eso por lo que hacemos mucho deporte pero seguimos engordando día a día». El caso es que es de esas cosas que sabes que estás haciendo mal pero no lo admites y te engañas a ti mismo un día y otro.

Las palabras de Antonio el Máquina quedaron resonando en nuestras cabezas. Además de que el comunitario @alino nos dijo que meditáramos sobre nuestra alimentación, que era la peor para el deportista y para las personas «normales», que algo o todo lo estábamos haciendo mal. Finalmente decidimos comentarlo y tratar de poner una solución. Pero queridos amigos de Comunidad biker, es un hecho que el azúcar es una droga y la obsesión por «comer mal» y «comer mucho» también puede serlo. Así que seguimos unos meses más erre que erre, haciendo mucho deporte pero comiendo mucho más. Las matemáticas no fallan, «los peperotos que entran por los que salen», si metemos al cuerpo más calorías que quemamos ¿qué ocurre? Pues que seguimos engordando.

Y así estuvimos unos meses más, metiendo más peperotos que sacando del gallinero, hasta el año 2015, donde llegué a pesar 96 kg, con 1,71 cm de altura ¡Sobrepeso! En la siguiente mañana, la del 3 de febrero de 2015 me pesé, hacía años que no me pesaba y me sorprendí al ver que pesaba 28 kg más de mi peso ideal. Me asusté sobre todo porque el sobrepeso no es solo cuestión de estética, acarrea consecuencias negativas para la salud: someto a las extremidades a un sofreesfuerzo, colesterol, triglicéridos, cansancio, sudor excesivo, estrías en la piel… Y cuando te cuesta atarte las cordoneras de los zapatos porque la barriga te da en los muslos, o bien cuando le das a los pedales y los muslos te van dando en la barriga en las subidas ¡Peligro!

Al día siguiente, el 4 de febrero de 2015, coincidió con que la comunitaria @amparo había hecho una dieta y había perdido bastante peso. Medité unos minutos y le dije «pásame esa dieta que la vea». Me la pasó, obviamente una dieta personalizada para ella, adaptada a su fisionomía, hábitos, sexo y demás, que a mí no me valía, como es lógico. Pero soy autodidacta para todo y para esto también. Le eché un ojo y vi que las dos primeras semanas se trataba de comer principalmente proteína, siempre sin pasar hambre, con las 5 comidas diarias (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena). Me gustó la idea, una forma de perder unos kilos rápidos iniciales para animarme y después a comer sano el resto de mi vida.

Compré la comida necesaria para esas dos semanas, a base de arroz, ternera, huevo duro, ensalada, salmón, queso fresco, jamón serrano, etc.. Me pesé el día que empecé con 96,400 kg. Mentalizado y animado fui siguiendo la dieta solo durante dos semanas, me pesé y había perdido unos 3 kg. Seguí con la dieta otras dos semanas y perdí 2 kg más. Y este fue el revulsivo que me hizo reforzar la mentalización y el ánimo para seguir por esta línea. La verdad es que no me costó mucho seguir un poco la dieta, dado que no se pasaba hambre, solo se trataba de empezar a acostumbrar mi cuerpo a comer sano.

Cambié la forma con la que afrontamos las comidas y las cenas, el ver la comida como un placer ¡Error! En mi caso los dulces, que eran como una auténtica droga, seguro que para muchos de vosotros también. El azúcar es veneno, lo digo aquí y lo diré siempre, es una droga encubierta y aceptada, como puede ser el tabaco o el alcohol, que las empresas alimenticias conocen y saben de la adicción que provoca, se aprovechan y les echan azúcar a casi todo. Como siempre en estas mafias, porque eso es lo que son, les da igual la salud de las personas, solo quieren tener adictos de por vida que consuman sus productos, exactamente igual que las farmacéuticas (pero esa es otra historia que algún día escribiré).

Todo está en la mente, una frase que he escuchado muchas veces de la comunitaria @patricia y tiene mucha razón. No podemos o no debemos usar la comida como un premio ni como una fuente de placer, esto es un error. La comida es comida y sirve para alimentarnos y tener energía, el placer debe buscarse en otras cosas como el disfrute de los amigos, de la familia, del deporte, en el espíritu de superación, en la satisfacción de hacer las cosas con amor e ilusión, en la lectura, el cine, en cualquier hobby que nos guste, en ayudar a los demás y en cientos de cosas más.

Un atracón de pizzas y dulces te puede dar falsa satisfacción momentánea, que te durará unos minutos, mientras los estás devorando y 6 minutos después. Tras ese tiempo llega el sentimiento de «culpabilidad» que te hace pensar y preguntarte ¿y esto para qué? Posiblemente pases la noche mal incluso por el atracón y al día siguiente no te vas a sentir mejor, entonces ¿por qué hacerlo?

Sobre esta base empecé a asentar en mi mente la idea de que la comida no da placer, para no usar frases negativas, que no recomiendan los expertos psicólogos, sencillamente me decía «comer para tener energía para el trabajo y el deporte» y el placer lo busco en el resto de las cosas. Así fue como, desde febrero de 2015, dejé radicalmente de comer dulces y cuando digo «radical» es que, desde entonces, no he vuelto a probar un dulce, ni azúcar. Es cierto que hay que ser realistas y cuidadosos, mirar las etiquetas, muchos alimentos procesados llevan azúcar, por ejemplo el pan (salvo el de mi madre). El azúcar añadido NO es necesario, tomo las infusiones sin azúcar y los yogures naturales también sin azúcar, tardas unos meses en acostumbrarte pero finalmente lo haces y puede que hasta sepan bien. El azúcar que el cuerpo necesita te lo proporciona la fruta, que es mucho más  sano que el azúcar refinado.

Cierto es que he comido unos tres dulces en estos dos años, que paso a enumarar ahora: un pequeño trozo de tarta en la fiesta sorpresa de mi cumpleaños, era tarta casera y no podía decir que no ese día, un helado en el viaje que hicimos a Lugo con @kronxito, no podía decir que no a un helado en la orilla del mar al anochecer con la puesta de sol, sobre todo por acompañar al comunitario @kronxito y una palmera de chocolate en el viaje a Sierra Nevada, por acompañar a la comunitaria @patricia. Y nada más, ni siquiera tomo dulces caseros que están hechos con harinas ecológicas e integrales y azúcar de caña u otros «sustitutos» más saludables (stevia, agave, etc.). No veo la necesidad ¿realmente para qué?

Como veis este no es un artículo científico, estoy cansado de leer a supuestos «expertos» hablar de productos y dietas milagrosas y al día siguiente otro experto habla de otro producto o bien desmiente el milagro del anterior. En definitiva se trata de comer sano, comer bien, saber y tener claro por qué y para qué comemos y hacer ejercicio. No hay más milagros, no hay dietas milagrosas, casi todas son poco saludables y muchas perjudiciales directamente. Una dieta está bien para determinadas personas con determinados problemas de salud concretos, sobre estos casos no me pronuncio. Pero para las personas «normales» hacer una dieta es un error, como mucho algo que nos anime inicialmente a perder unos kilos rápidos, pero los kilos que se pierden rápidos se pueden coger rápidos por el efecto «revote», así que cuidado con esto.

La rapidez y obsesión por perder peso son tan malas como la obesidad propiamente dicha. Otro error clásico, los que tenemos sobrepeso, cuando tengamos claro que queremos ponernos serios y perder esos kilos de más, hemos de hacerlo a lo largo de los años y para toda la vida. Antes he dicho que para las personas normales «hacer una dieta es un error», con esto quiero decir que no se trata de dietas de un mes o dos meses y luego vuelta a la mala alimentación. Se trata de una filosofía de alimentación sana y saludable para toda la vida, de cambiar la mentalidad, de cambiar y luchar contra los bombardeos mediáticos de las empresas alimenticias, que te ponen un chorro de «riquísimo» chocolate cremoso y brillante caer sobre una galleta color oro que reluce como el sol. Nos inundan con anuncios de productos que son auténtico veneno, con formatos y envases fáciles de usar y tirar para consumir, buscando la comodidad y que lleguen a los niños ¡¡¡¡Aberración!!!! Deberían estar prohibidos esos anuncios de «alimentos» mezclados con juguetes para atraer la atención de los niños. Y lo peor es que algunos mayores también caemos en la tentación.

No quise hacer este artículo científico por dos motivos, por un lado porque ni tengo conocimientos ni tengo estudios al respecto, por el otro porque realmente todos o casi todos sabemos lo que es bueno y lo que no, sabemos lo que realmente «engorda» y lo que no, sabemos cuando comemos mal y cuando comemos bien. Todos somos «mallorcicos» y lo sabemos bien.

Lo que aquí expongo y dejo claro es que para perder peso y estar en el peso idóneo hemos de cambiar la mentalidad y la visión de la comida, nada de por placer, si no por aportar energía para pasar el día. Nada de azúcar, el azúcar es veneno, fruta como toda la vida se ha comido cuando no había dulces industriales y comida saludable, comida mediterránea.

A mí aún me faltan 4 kg por perder, soy consciente pero no me obsesiono. Llevo 2 años comiendo saludable, sin pasar hambre, pero sin comer dulces, ni embutidos, ni bebidas carbonatadas y azucaradas. He ido perdiendo 25 kg a lo largo de los años, no en un mes, ni dos, ni tres. Y sigo perdiendo o manteniéndome en mi peso. Tampoco me obsesiona el peso, mientras me alimente sano no necesito pesarme, lo hago por gusto una vez al mes. Ahora estoy en 72,400 kg, otras semanas estoy en 71 y otras en 73, pero de ahí no paso lo cual es bueno, es señal de que voy por el buen camino.

¿Qué como? He ahí la cuestión, paso a enumerar lo que desayuno, almuerzo, como, meriendo y ceno Os aseguro que no paso hambre y me va muy bien, estoy perfectamente de salud, no tengo picaduras de pollo y no me hago anílisis pero sé que no tengo colesterol ni nada por el estilo. Dudo que me haga análisis salvo que algún día sea estrictamente necesario:

  • Desayuno: bebida de avena sin azúcares añadidos, encontré una marca cuyos ingredientes son agua y avena. Ahora llevo un tiempo desayunando también avena en forma de copos, consciente de que lleva azúcar, por lo que posiblemente me la deje en breve. Me quité la leche por dos motivos, le echaba colacao y galletas, muchos azúcares y grasas. También desayuno un yogur natural de los normales, sin azúcar por supuesto, su único ingrediente es leche y un plátano i manzana.
  • Almuerzo: un bocadillo de jamón cocido y tomate, otros días jamón serrano y tomate, otros pechuga de pollo y queso fresco, otros atún y tomate. Y un zumo de naranja natural recién exprimido. Me quité la mayonesa y por supuesto el dulce de después, algunos días le incluyo al bocadillo un poco de queso.
  • Comida: lentejas, alubias, potaje, sopa, ternera, pollo, arroz, cocido, etc.. Y siempre, desde hace dos años, una ensalada con los siguientes ingredientes en crudo: lechuga, tomate, zanahoria, brócoli, ajo, una manzana, un poco de frutos secos (pipas de calabaza o nueces), queso fresco y luego varío el «ingrediente principal» entre salmón ahumado, jamón cocido, atún o jamón serrano. La ensalada siempre la hago con estos ingredientes base. Intento comer habitualmente comida mediterránea de puchero de toda la vida. De forma habitual consumo bastantes más verduras que carne. Como postre tomo fruta del tiempo: naranjas, mandarinas, piña natural, melón, sandía, manzanas, etc..
  • Merienda: esto va en función de si vamos a salir de ruta con la bici o no, si hay bici intento, en la comida, tomar un poco más de cantidad y me suelo comer un plátano antes de salir o durante la ruta o bien una manzana. Si no salimos con la bici una pieza de fruta y la comida más recucida en cantidad. Recordar el dicho «los peperotos que entran por los que salen», si quemamos menos calorías un día tendremos que comer menos calorías.
  • Cena: hervido de verduras con un huevo duro y atún, sopa de verduras con pollo, pescado (merluza, salmón, dorada, lubina, etc.), sopa de pescado y verduras, tortilla de patatas con verduras (calabacín, habas, alcachofa, zanahoria, brócoli, etc.). En general, por la noche siempre tomo las verduras hervidas, al vapor o a la plancha, nunca crudas.

Como veis en mi alimentación no hay ni habrá: pizzas, hamburguesas, frituras (hace dos años que no uso la sartén para hacer fritos). Cosumo muchos huevos porque los considero de los mejores y más completos alimentos que hay. Pero los tomo siempre cocidos, escalfados, en tortilla o a la plancha, nunca fritos. Esporádicamente tomo alguna hamburguesa pero casera y con pan «del bueno». No tomo pan de molde ni de otros tipos, solo pan de toda la vida, el de barra y a ser posible de panaderías auténticas que lo hacen con harinas de las buenas. No consumo embutidos (salchichón, chorizo, tocino, bacon, mortadela, …). Tampoco como queso salvo el fresco o algún día en el bocadillo una rodaja. El queso era otra de mis aficiones y consumía en exceso, es bueno pero contiene muchas grasas, sobre todo el curado.

Hubo un tiempo que comía mucha pechuga de pavo, se ha puesto de moda y hay que llevar mucho cuidado con ella, el pavo en sí es muy saludable, contiene poca grasa PERO el pavo que va embutido, el que fabrican que va metido en envases cónicos lleva azúcar y otros productos nada saludables. Así que dejé de tomarlo y cuando quiero comer pavo compro la carne en sí, sin procesar industrialmente.

Sigo enumerando lo que no consumo: Coca Cola, Fanta, Pepsi, ni ninguna bebida que no sea agua o zumo natural. Todas estas bebidas llevan muchísimos azúcares, además de otros productos poco saludables. Por supuesto no consumo dulces de ningún tipo, salvo los copos de avena de la mañana que posiblemente me quite.

Pero estoy feliz con mi peso actual y no por estética si no porque ahora me ato las cordoneras de las zapatillas sin problemas y le doy a los pedales en las subidas también sin problemas. Me noto más ágil y no me canso subiendo escaleras o subiendo un puerto con la bici de carretera o de montaña. He ganado en calidad de vida y eso sí que es un placer, no el falso y esporádico que me daban los atracones y los dulces.

Os animo a los que tengáis algo de sobrepeso a seguir una alimentación sana y hacer ejercicio, con eso es suficiente, no hacen falta dietas milagrosas ni nada por el estilo. Como dice el sabio de Arguiñano «Come un poco de todo y mucho de nada». No hay que obsesionarse con perder peso rápido, es mejor y más efectivo ir perdiéndolo a lo largo de los años y coger ese hábito para el resto de nuestra vida.

¿Me queda camino por recorrer? sí, aún tengo panza y se me nota más porque tengo las piernas finas por los kilómetros de bici. Así que, sí, me queda toda una vida por recorrer, de buena y sana alimentación.

De vuestro comunitario presidente Alonso.